Mons. Canecín: "La evangelización sigue siendo nuestra gran misión"

  • 13 de noviembre, 2020
  • Goya (Corrientes) (AICA)
El obispo de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecín, presidió la misa del cierre del Mes Misionero en la parroquia San José Obrero de Goya.

En el cierre del Mes Misionero, el obispo de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecín, presidió una misa en la parroquia San José Obrero, de la ciudad de Goya.

La celebración fue transmitida por las redes sociales a través de la página de Facebook del Obispado de Goya, y seguida por miles de fieles de los siete departamentos que conforman la jurisdicción eclesial.

El obispo agradeció a todos los misioneros, que “ante estos desafíos inéditos, dieron respuestas inéditas”, y envió un mensaje a la comunidad por el Día Mundial de las Misiones, expresando su alegría por este tiempo de gracia. Si no hubiese una pandemia, señaló, “estaríamos encontrándonos en el departamento de Mercedes” clausurando la misión diocesana.

Alternando la virtualidad y lo presencial, en cada departamento realizaron actividades misioneras, por eso, el obispo saludó a todos los que pudieron realizar y, reveló: “Yo fui misionado, porque, me llegó a mi celular una solicitud de parte de los misioneros virtuales. A ellos los recibí y me han visitado. Me han anunciado en el nombre de Jesucristo”, reconoció.

Por otra parte, agradeció al equipo diocesano de la Pastoral Misionera que asesora el presbítero Juan José Godoy, por “animarnos, entusiasmarnos y realizar de esta manera virtual-presencial esta misión diocesana”.

Desde el altar, acompañaron la celebración las imágenes de Santa Teresita del Niño Jesús y de San Francisco Javier, patronos de las misiones.

Monseñor Canecín centró su homilía en el texto proclamado de las bienaventuranzas, señalando que “el mandato e imperativo misionero sigue vigente” por lo tanto “la evangelización sigue siendo nuestra gran misión”.

“Gracias a Dios, nuestros jóvenes son tan audaces, tan corajudos y tienen tanta parresía, que dijeron ‘vamos para adelante’ y vamos a realizar esta misión diocesana con las posibilidades que cada departamento tenga en su momento y de acuerdo a las posibilidades sanitarias”, explicó.

Además, planteó que la misión “es cuestión de santidad”, porque “nuestro Dios, es tres veces santo: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La misión brota del corazón de Dios que es nuestro Padre, que quiere que todos los hombres se salven”, destacó.

“En Jesús, misionero del Padre, Dios se acercó”, por eso “la santidad se tiene que expresar en la misión, porque así lo hizo Dios. Todos los santos a su manera han sido grandes misioneros”, consideró.

“La misión es cuestión de filiación” recalcó monseñor Canecín y en esa línea expresó que “el Hijo eterno de Dios, en el seno del Verbo, conocía el querer del Padre de que todos los hombres se salven y se ofreció para que todos los hombres se enteren que la voluntad es que todos se salven”.

 

“Jesús es el hijo unigénito del Padre y en Él todos los bautizados somos hijos en el Hijo y, en la medida de que nuestra filiación se va pareciendo a la de Jesús, tomamos como propio lo que Jesús tenía como propio”.

Finalmente, animó a “asumir como propio el querer del Padre” mediante la misión, que es “el termómetro de nuestra filiación”.

“Dime cuánto misionas y como misionas; y te diré cuán hijo de Dios eres. Esto parece un juego de palabras, pero tiene un contenido hondo y profundo”, señaló.

“La misión es cuestión de amor” porque “cuando uno ama a alguien conoce los intereses de ese alguien.  Los quiere, asume, acepta y toma como propio. Si nosotros amamos a nuestro padre Dios sus intereses no pueden caer en saco roto”, concluyó. “Cada ser humano tiene derecho de conocer a Jesucristo”.+