Mons. Uriona: "El amor es el gran desafío"

  • 29 de octubre, 2020
  • Río Cuarto (Córdoba) (AICA)
El amor a Dios y al prójimo son dos elementos unidos que no puedo separar, recordó el obispo de Río Cuarto.

“Cada domingo la Palabra de Dios llega a nosotros, llega a nuestra comunidad, llega al corazón de cada uno y nos interpela", señaló este domingo el obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP, al presidir la misa del 30° domingo durante el año en la parroquia Jesús Resucitado.

En su homilía, el prelado indicó que esa Palabra que, como dice el autor de la Carta a los Hebreos, es viva y eficaz, "es como una espada de doble filo que penetra hasta las entrañas y debemos dejar que esta palabra penetre en nuestro corazón para que desde allí lo vaya transformando”.

“Este Evangelio que acabamos de escuchar se desarrolla en el mismo lugar que los anteriores, que hemos escuchado en estos últimos domingos. Es en el atrio del templo, Jesús ya está en Jerusalén, poco antes de su muerte”.

“Ahí San Mateo pone las discusiones, las controversias que tiene especialmente con los que buscaban ponerlo a prueba o buscaban tenderle una trampa. Como vimos el domingo pasado, distintos grupos del judaísmo que se juntaban para tentar a Jesús, para buscarlo en alguna afirmación y así poder condenarlo porque ya habían determinado eso”.

“Esta pregunta que hoy le presenta un doctor de la ley era, como la del domingo pasado, realmente pertinente en ese tiempo. Este doctor de la ley, para ponerlo a prueba a Jesús, le pregunta cuál es el mandamiento más grande de la ley”, recordó. “Ustedes saben que los judíos en la época de Jesús habían recopilado a lo largo de la historia de la salvación 613 mandamientos”, detalló.

“Uno puede decir: Nosotros apenas nos acordamos de los Diez Mandamientos, imagínense conocer 613 mandamientos, entre los que había prohibiciones o exigencias para cumplir, y más que nada ponerlos en práctica: realmente un embrollo. Por eso, entonces, este doctor de la ley dice ¿Cuál es el más grande? ¿A dónde nos tenemos que referir para poder vivir lo que Dios quiere de nosotros?”.

“Jesús le contesta inmediatamente: El más grande es ‘Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu’. Amar a Dios, nuestra vida centrada en Dios, eso que le decía Jesús a los judíos lo dice también a sus discípulos, nos lo dice hoy a nosotros”.

“Cuando los judíos por ejemplo querían referirse a los pensamientos, a las intenciones, decían ‘el corazón’, porque allí es como que se juntaba todo. Por eso,  ‘Amar a Dios con todos nuestros pensamientos, nuestras intenciones, todo lo interior que hay en nosotros, todo nuestro ser tiene que estar enfocado a Dios, y esto es la clave, esto es lo primero, más en estos momentos en que lo aplicamos en una sociedad que se ha desligado de Dios, que se está alejando de Dios y nosotros, los cristianos, los que seguimos a Jesús, tenemos que tener este primer mandamiento como central en nuestra vida”, aconsejó.

Continuando con el Evangelio, expresó: “Después, Jesús le dice: el segundo es semejante al primero, ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas”.

“A Dios podemos amarlo y debemos amarlo, como les decía, pero a Dios no lo vemos, no lo sentimos, no lo tocamos. En cambio al prójimo lo tenemos al lado nuestro, al hermano lo tenemos al lado nuestro, y amando al prójimo es la manera como amamos a Dios”, aseguró.

“Son como dos elementos unidos que no puedo separar”, consideró el obispo. “Yo no puedo amar a Dios sin amar al prójimo, pero en el prójimo sí me puedo ir refiriendo a Dios, ahí lo tengo”. 

“Y el amor al prójimo se concreta sobre todo en los más pobres y en los necesitados, de distintas maneras”, sostuvo. “El amor es el gran desafío”, destacó monseñor Uriona, y refiriéndose a la última encíclica del papa Francisco, animó a generar “una nueva sociedad a través del amor universal”.+