Mons. Lozano: "La vigencia de San Francisco de Asís"
- 4 de octubre, 2020
- San Juan (AICA)
"El planeta será considerado casa común si hablamos de una sola familia humana. Si tenemos un destino común, entonces debemos buscar construirlo entre todos", afirmó el arzobispo de San Juan de Cuyo.
El arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Eduardo Lozano, recordó que este 4 de octubre se celebra la fiesta litúrgica de San Francisco de Asís y, por convocatoria del papa Franciso, concluye el mes dedicado al cuidado de la creación.
“San Francisco de Asís nos enseña que la tierra es mucho más que materia; es un misterio de la presencia y del amor creador de Dios. No sólo una fuente de recursos, sino una casa a respetar y cuidar para esta generación y las que vendrán”, destacó.
“Sin embargo, en quienes manejan el poder de las finanzas prevalece una mirada del mundo natural entendido solamente en clave mecanicista, confundiendo el desarrollo como consumismo, olvidando o negando la dimensión espiritual de la persona”, advirtió.
El arzobispo sanjuanino consideró que se vive “una especie de fantasía idílica pensando que el mundo es inagotable y que permanentemente se renueva solo”.
“Estamos planificando avanzar sobre los bosques, las aguas, los peces con los criterios del siglo XVIII y utilizando las herramientas del siglo XXI”, lamentó, y pidió: “Seamos realistas y dejemos de pensar en un mundo inagotable y un planeta que siempre permanecerá de la misma manera”.
“La Tierra ha sido creada para la humanidad entera, como un bien colectivo. El Planeta no está distribuido en fracciones particulares para cada uno, de la cual solamente cada individuo es responsable y dueño absoluto”, señaló.
Monseñor Lozano sostuvo que “los bienes creados deben ser equitativamente compartidos según la justicia y el amor, tratando de impedir el atropello de un acaparamiento de los recursos. La avidez, ya sea individual o colectiva, es contraria al orden de la creación y particularmente tenemos que prestar atención para que los pobres no sean dejados afuera”.
“Las consecuencias del cambio climático y la contaminación, que se agudizan cada vez más, afectan de manera particular a los más pobres. Ellos son los que viven en la ribera de los ríos contaminados, los que han construido sus casillas muy humildes y precarias sobre los llamados rellenos sanitarios donde se ha volcado la basura de las grandes urbes. Se han quedado cultivando tierras agotadas por la deforestación”, planteó.
“El planeta solamente será considerado casa común si hablamos de una sola familia humana integrada por diversas etnias, culturas y costumbres. Si tenemos un destino común, entonces debemos buscar construirlo entre todos”, aseveró.+