Triduo del Milagro: Mons. Cargnello llamó a transformar el dolor en amor a la Virgen
- 13 de septiembre, 2020
- Salta (AICA)
Con una misa en honor de Nuestra Señora del Milagro, comenzó en Salta el Triduo en honor del Señor y la Virgen del Milagro.
El arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, presidió el 13 de septiembre una misa en honor de Nuestra Señora del Milagro, que dio inicio al Triduo en honor del Señor y la Virgen del Milagro.
La celebración se llevó a cabo sin presencia de fieles, debido a las medidas sanitarias por la pandemia del coronavirus.
En su homilía, monseñor Cargnello destacó que “el pueblo de Salta y sus devotos todos en distintos lugares del mundo, reconocen en la Virgen a la que todo lo puede rezando: ‘omnipotencia suplicante’”.
“En este año, bajo el lema ‘Somos tuyos, somos de María, somos hermanos’ hemos querido ponernos bajo su protección, honrar al Señor y a la Virgen y compartir con los hermanos la luz y la fuerza que brotan de la fe, don de Dios. Hoy, debemos pensar que somos de María”, animó.
En referencia a la Liturgia, el prelado señaló: “Judith y Esther son dos figuras del Antiguo Testamento, dos mujeres en las cuales la tradición espiritual cristiana supo y sabe ver figuras que anticipaban el lugar de María en la historia de la Salvación, cerca de Jesús”.
“Es la ‘mujer’ que, con esa gracia de ser mujer, siguiendo las palabras del papa San Juan Pablo II diríamos con el ‘genio femenino’, logra ser protagonista en la historia de la Salvación, ella toca el corazón humano, lo transforma y transforma lo que hay de malo en el corazón: la ira, la prepotencia, incluso la injusticia, la maldad o la traición. Ella logra transformarlo en bien para su pueblo. María es eso. ¡Qué bueno descubrirla como mujer sencilla y simple, como le gustaba a Santa Teresita de Jesús! tejiendo en el corazón nuestro y en el corazón de nuestro pueblo vínculos de bien, de fraternidad, de salud, de comunión y de paz!”, exclamó.
“¡Cómo necesitamos Madre querida del Milagro que hoy entres en cada hogar! La pandemia, como el mar sometido a la fuerza de los vientos, va sacando lo que está sucio por dentro, así como saca lo mejor. Emergen con fuerza pecados, egoísmos, rivalidades, estupideces; pero, también emerge la generosidad de tanta gente, desde los que nos cuidan en la salud, la seguridad y los servicios esenciales, los que velan por nosotros, hasta los que en los hogares cuidan a sus hijos, velan por el cuidado de sus seres queridos y están atentos. Lo hacen discretamente trabajando en silencio, preparando la comida, atendiendo la salud”, enumeró.
“¿Quién puede cambiar el corazón? Solo la sabiduría de la Mujer, del genio femenino puede reconstruir esta sociedad herida que está lista para ser sanada, que está dispuesta a ser sanada. Será sanada si sabemos abrir el corazón como tú María, abriste el tuyo a nuestro Dios y si sabemos acoger a tu Hijo, a Jesús, quien es Dios y hermano nuestro y dejando que Él sea nuestro educador. ¡Tú fuiste su madre y maestra y, asimismo fuiste su primera discípula!”, aseguró.
“¡Cómo te necesitamos Madre del Milagro! Este Milagro es tuyo y de Jesús. Lo que quisimos preparar no lo podemos hacer porque la enfermedad también golpea a la gente de nuestra catedral y la fuerza disminuye, porque la situación no lo permite y debemos cuidar a nuestra gente. Tú sabes que en el corazón de tu pueblo todos están mirándote y quieren celebrar contigo y claman por tu abrazo, por tu ternura. Celebramos un Milagro más profundo que nunca, porque lo que no podemos manifestar externamente, se expresa con una bandera o en una flor y deja lugar a una fiesta en el corazón que se abre para convertirse en Jesús y para decirte: ‘Entra Madre, enséñanos a seguir la voluntad del Padre’. Quisiste servir la mesa de este Milagro, la mesa de la Eucaristía, poniendo en el altar tanto dolor. ¡Danos fuerza para transformar ese dolor en un amor profundo a ti y a Jesucristo, porque somos de Jesús y somos tuyos Madre y por eso somos hermanos!“.
“Que ese amor a ti Madre y a Jesús, se traduzca en una verdadera fraternidad solidaria, que deponga las actitudes de enfrentamiento. ¿Cómo se puede lucrar queriendo crecer en poder en este momento de tanto dolor? ¿Cómo se puede pensar en ganar dinero en medio de tanta amenaza de muerte? ¿Cómo se puede no descubrir que todos necesitamos de Dios, de Jesús, del Dios con nosotros y de ti Madre?”, planteó.
“Esta Fiesta del Milagro es más fiesta que nunca, porque quien ha puesto estilo son el Señor y la Virgen”, afirmó el arzobispo.
Finalmente, dirigiéndose a los fieles que siguieron la celebración a través de los medios de comunicación, expresó: “Queridos hermanos, así entramos en este Triduo, lo hacemos sin miedo, por eso renovamos nuestra esperanza. Aunque no podemos estar juntos físicamente, espiritualmente nos tendemos la mano porque el Milagro es Eucaristía y, la Eucaristía es Comunión y el Pueblo de Dios tiene que estar y el deseo de estar nos une”.
“Estoy convencido de que cuando las aguas del mar se serenen, será el año que viene o este año -eso lo dirás tú Señor-, el Milagro será más fuerte que nunca, porque nos encontrará más hermanos. La gente buena que lo ha expresado de diferentes maneras, desde la Puna hasta nuestro Chaco y desde los límites con Bolivia, hasta Tucumán y Catamarca ha expresado esa comunión en el amor a la Virgen… Eso es lo que va a triunfar, porque la gente que celebra el Milagro desde distintos lugares de la tierra lo hace con amor. Eso va a quedar después de esta arrasadora experiencia de la pandemia”, confió.
“¡Sigues estando, María, delante del sagrario y aquí en la Eucaristía, lejos de cualquier apetito insano de poder absoluto para ser nuestra servidora, madre y señora, Virgen del Milagro!”, concluyó.+