Mons. Mestre: Vivir con fe y cercanía el misterio de la cruz
- 2 de septiembre, 2020
- Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Mar del Plata, Mons. Gabriel Antonio Mestre, reflexionó con sus habituales tres puntitos sobre el Evangelio del domingo. En esta ocasión con las palabras: vaivenes, discípulo y cruz.
El obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Antonio Mestre, reflexionó con sus habituales tres puntitos sobre el Evangelio del domingo XXII durante el año. En esta ocasión utilizó las palabras: “vaivenes”, “discípulo” y “cruz”.
Este Evangelio de San Mateo, “comienza con el primer anuncio de Jesús respecto de lo que va a padecer en Jerusalén, continúa con la reacción de Pedro y culmina con la invitación insoslayable a cargar la cruz”, precisó.
Los vaivenes de Pedro
“Por los sapientísimos designios de Dios que elige salvarnos, lo hace encarnándose y siendo Mesías sufriente. Todo lo que Dios hace para rescatarnos, humanamente hablando, es misterioso y hasta contradictorio”. Luego de que Pedro acertó "en la hermosa profesión de fe" que escuchamos el domingo pasado, "hoy termina reaccionando en contra del mismo Jesús y busca corregir los mismos designios de Dios", mencionó monseñor Mestre. Estos son “los vaivenes del corazón de Simón”, que también reflejan el corazón del hombre: “fe y pensamientos humanos; compromiso y negaciones; idas y vueltas espirituales y anímicos”.
Volver a ser discípulo de Jesús
Seguidamente, “Pedro recibe una dura reprensión del Señor porque no acepta el mesianismo sufriente”. El prelado marplatense dijo que la corrección de Jesús tiene dos expresiones importantes: “La primera es 've detrás de mí', es decir, 'sé mi discípulo', 'vuelve a ser discípulo'. Pedro, en este momento, se convierte en mensajero de Satanás porque se pone frente al mismo Dios y le quiere torcer sus caminos”. Por otro lado, le dice: “Tus pensamientos no son los de Dios”. Esto se refiere a que no estaba “pensando y haciendo discernimiento prudencial según Dios”. Finalmente, Pedro "acepta la firme corrección del Señor y buscará sinceramente convertir su corazón para ser nuevamente discípulo de Jesús caminando detrás de Él".
La cruz en el camino de la vida
En el último punto, monseñor Mestre, describió la cruz: “Un verdadero misterio de la fe, y solo podemos comenzar a acceder a su sentido desde el amor y la obediencia a los inescrutables designios del Padre”. Al morir Jesús en la cruz, “nos invita a cargar la cruz”. Pero esta cruz, “es para nosotros salvación, redención, vida eterna; termina en la resurrección; es la plenitud de la vida que en su perfección máxima solo hallaremos en el Cielo”, explicó el prelado. Resulta que “en el dolor, en el sufrimiento, en la enfermedad, quedamos asociados misteriosamente a la cruz de Jesús”. Por eso, son circunstancias que “debemos aprender a vivir con fe y cercanía”, dijo el obispo.+