Mons. Nicolás Baisi tomó posesión de la diócesis de Puerto Iguazú
- 5 de julio, 2020
- Puerto Iguazú (Misiones) (AICA)
En la catedral Virgen del Carmen el nuevo obispo de Puerto Iguazú, monseñor Nicolás Baisi, tomó posesión de la diócesis en la tarde del domingo 5 de julio. "Espero poder ser un buen pastor", dijo.
En la catedral Virgen del Carmen el nuevo obispo de Puerto Iguazú, monseñor Nicolás Baisi, tomó posesión de la diócesis en la tarde del domingo 5 de julio. El obispo emérito de la diócesis, monseñor Marcelo Raúl Martorell, se despidió de la comunidad y dio la bienvenida a su sucesor. Acompañaron concelebrando la Eucaristía los otros dos obispos de la provincia de Misiones, monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, y monseñor Damián Santiago Bitar, obispo de Oberá.
La celebración se llevó a cabo aplicando las normas sanitarias de distanciamiento social entre los participantes. La comunidad pudo seguirla desde sus hogares, desde el canal 12 y los medios digitales. Estuvieron presentes autoridades provinciales, entre ellos el gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad; el intendente de Puerto Iguazú, Claudio Filippa; el diputado nacional, Ricardo Wellbach; la subsecretaria de Culto de la provincia, Rossana Barrios, y representantes de las fuerzas de seguridad federales y provinciales.
Monseñor Martorell dedicó unas palabras a la comunidad diocesana y agradeció la compañía de las personas que lo acompañaron durante su gobierno pastoral: “El Señor nos ha regalado un don y una gracia. El don de un buen pastor y la gracia de que seas este buen pastor”, le dijo primero a monseñor Nicolás Baisi. “Que la Virgen Santísima te acompañe en este proyecto de obediencia, y que te conceda el amor de la gente y la esperanza de los pueblos. Ella nunca me ha soltado de la mano y nunca te soltará a ti, que eres más bueno y piadoso que yo”.
“Hoy se termina mi caminar por esta diócesis -continuó el obispo emérito-, en mi corazón sacerdotal llevo a cada uno de los sacerdotes y religiosas, como también a los diáconos. Pero llevo especialmente y me despido con este ósculo paterno a cada uno de ustedes seminaristas por quienes rezo y entrego mi vida. Y a todas las familias que han acompañado mi tarea (…) Que Dios los bendiga, los llevaré en mi corazón, no podré olvidarme jamás de la belleza de esta tierra, ni de la belleza de su gente”, concluyó.
En la homilía, monseñor Baisi hizo referencia al Evangelio y expresó: “Cuando las cosas nos agobian podemos ir a Jesús. Él nos enseña el camino para salir de nuestras angustias: ir a Jesús, conocerlo a Él, descubrir el amor que nos tiene, ese amor que es eterno, que nos viene a buscar y que nos conduce con la resurrección a la casa del cielo”. Hacia el final de su prédica manifestó: “Pido al Señor que pueda traer a esta tierra su presencia, que es nuestro consuelo, nuestro gozo, nuestra alegría en Aquel que nos conduce a la casa del Padre”.
Al concluir la celebración eucarística, un sacerdote de la diócesis dio la bienvenida al nuevo obispo y en nombre del presbiterio, le dijo: “Hoy te recibimos con esperanza: te necesitamos como pastor. Que este báculo que te representa nos indique el camino y que tu caridad nos anime a seguirlo. Que podamos anunciar a todos la alegría del Evangelio que el pueblo necesita para acompañar el tiempo de pandemia”.
En el momento de dar su mensaje, monseñor Baisi comenzó agradeciendo a sus padres, a Dios y al papa Francisco. Luego mencionó a los obispos que pasaron por la diócesis, “cada uno de ellos sembró la buena semilla del Evangelio con diferentes carismas y diferentes riquezas que, combinadas con la tierra colorada y la mezcla de sangre de su gente, edificaron una diócesis plena y exuberante de colores, matices y desafíos, sobre la sólida roca de Cristo”.
Haciendo referencia al territorio diocesano dijo: “Una tierra generosa en donde la huella de Dios Padre Creador se hace bellamente tangible. Una tierra en donde la fe anunciada hace 400 años por los primeros misioneros jesuitas, es testigo de una de las más grandes epopeyas de la evangelización y la historia de la humanidad. Una tierra fecundada con el agua de caudalosos ríos y lluvias, y especialmente fecundada y santificada con la sangre de mártires (…) Vengo a esta tierra y a su gente con temor y temblor, también con reverencia por tanta fe que la hizo fecunda y especial”.
Seguidamente mencionó a los miembros de la vida religiosa de la diócesis, sacerdotes, religiosas, laicos, catequistas, agentes de Cáritas, de grupos pastorales y movimientos: “Quiero agradecer a todos la cercanía y el cariño con que me recibieron desde el primer instante que besé esta tierra, a su gobernador que el primer día ya me alojó en su casa como a un peregrino”.
“Pero en especial quiero volver a agradecer a monseñor Martorell su empeño y fatigas evangélicas por el Pueblo de Dios y su fraterna cercanía y hospitalidad en estos días en que pudimos compartir charlas recorriendo diferentes parroquias y comunidades. ¡Gracias, querido Marcelo por tu fraterna cercanía y hospitalidad!”, dijo al obispo emérito.
Antes de concluir, deseó: “Espero poder ser un buen pastor para esta querida diócesis (…) Sabemos que el Señor está con nosotros hasta el fin del mundo, ése es nuestro gozo y nuestra alegría. Dicen que nuestra linda tierra colorada es difícil de despegar… yo creo que ya marcó mi corazón para siempre”, manifestó y pidió a todos los presentes y a quienes participaron de la celebración por los medios digitales, que recen por él, “yo también rezo por ustedes. Que nuestra Señora de Iguazú y Nuestra Señora del Carmen interceda por nosotros, nos cuide y acompañe en el camino al Cielo”.+