Mons. Martínez Perea animó a vivir en el esplendor de la Verdad

  • 2 de julio, 2020
  • San Luis (AICA)
El administrador apostólico de San Luis, monseñor Pedro Daniel Martínez Perea, presidió el 28 de junio la misa dominical. Durante la Eucaristía, dirigió unas palabras de despedida al pueblo diocesano.

El administrador apostólico de San Luis, monseñor Pedro Daniel Martínez Perea, presidió el 28 de junio, víspera de la solemnidad de San Pedro y San Pablo, la misa del XIII domingo durante el año en la iglesia catedral.

En su homilía, consideró que las lecturas del día “son lecturas llenas de esperanza para todos, se nos abre la puerta a la vida eterna: el profeta Eliseo que le anuncia la maternidad; Jesús que nos da la esperanza de encontrar la vida si la perdemos por Él; o la recompensa de un justo a aquel que recibe a un justo; y la oración de hoy y el canto del Aleluya nos hablan de la luz de la verdad. Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Y en la oración colecta hemos rezado para que el Señor no deje que quedemos envueltos en las tinieblas del error, y vivamos en el esplendor de Tu verdad”.

“Esperanza y verdad. Una esperanza en medio de todas las dificultades. El que pierda su vida por mí la encontrará. El que recibe un justo por ser justo tendrá la recompensa de un justo. Hay una esperanza”, señaló.

“Primero se refiere a Él: pensamos en los mártires, aquel que pierde la vida por dar el testimonio de Cristo, de la verdad de Cristo y aquel que pierde la vida si le permiten,  por los demás, desde el vamos las mamás, los papás,  las familias que en esa construcción de la persona, en los hijos, van dejando cosas personales por ellos y todos los padres las dejan con alegría. Eso que pierden, entre comillas, no lo pierden. El que se entrega al servicio por amor a Cristo, encuentra el amor de Cristo”

“Es momento de agradecer también a todas las personas y a todas las familias que en distintos pueblos ayudan a sus sacerdotes: algunos los ayudan con la comida, por día, a otros les ayudan materialmente, otros en las cosas propias de la Iglesia y lo hacen porque es sacerdote, es decir, aquel que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa del justo”, reiteró.

“Es toda una visión desde la fe que se abre a la esperanza y aun así llevar la cruz porque el que encuentra su vida para él mismo la perderá. Todos los que están enfermos, que pueden ver la santa misa y participar de alguna manera por la televisión, las que la escuchan por la radio, también a ellos y ustedes les dice Jesús que la entrega de ese sufrimiento es fecunda, no es un sufrimiento inútil, Dios tiene caminos que no conocemos”, aseguró.

“El cristiano, al amar la verdad, está amando a Jesucristo, que es una persona. ‘Yo soy la verdad’, nos dice Jesús. Que esa verdad de la fe que vivimos siempre sea causa de alegría para nosotros y en esa alegría le demos gracias a Dios”, deseó.

Finalmente, monseñor Martínez Perea expresó: “Yo les quiero dar gracias a todos por este tiempo que he estado en San Luis, que puedo cantar como hoy se ha hecho en el Salmo: Te doy gracias, Señor, no abandones la obra de tus manos. Te doy gracias, Señor por tu amor, no abandones la obra de tus manos. Yo le doy gracias de haberlos conocido, de haber podido transmitir la enseñanza apostólica en la verdad de la fe y del amor, de la esperanza en la caridad, y le pido a Dios que no abandone la obra de sus manos y la obra de sus manos son ustedes, cada uno de ustedes”. 

“Una acción de gracias con la santa misa por todas sus necesidades y por todo lo que yo he recibido de ustedes: el testimonio, la amistad, la devoción, el afecto, el haberlos acompañado en tantas fiestas patronales, en la oración en las capillas de adoración, es un testimonio que a todos nos eleva. Gracias por estos nueve años de acompañamiento. Y les pido disculpas por aquellas cosas que yo no he sabido hacer bien".

Les pido que podamos recibir con espíritu de fe teologal a monseñor Gabriel Barba, el nuevo obispo, que él pueda continuar la obra de Dios y que pueda hacer las cosas mejor que yo, y que cada uno pueda crecer en la vida de la Iglesia y para que todos crezcamos en el amor a Dios y en la devoción a San Luis Rey, que lo he tenido particularmente como un propósito para tener ese contagio de su vida"

"Que San Luis los bendiga y que la Virgen María, Nuestra Señora de Fátima, los cubra a todos con su manto. Yo los tendré en mis oraciones y ustedes no dejen de tenerme en las de ustedes”, concluyó.+