Mons. Radrizzani ordenó un diácono permanente
- 27 de agosto, 2019
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Moquehuá (Buenos Aires)
En una ceremonia que tuvo lugar el 24 de agosto en la parroquia San José de Moquehuá, el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani SDB, ordenó un diácono permanente para la arquidiócesis. Se trata de Oscar Viladesau, de 62 años, quien realizó su formación en la Escuela de Ministerios de la arquidiócesis.
En una ceremonia que tuvo lugar el 24 de agosto en la parroquia San José de Moquehuá, el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani SDB, ordenó un diácono permanente para la arquidiócesis.
Se trata de Oscar Viladesau, casado, de 62 años, quien realizó su formación en la Escuela de Ministerios de la arquidiócesis. Su destino pastoral será parroquia San José, en Moquehuá.
En su homilía, monseñor Radrizzani destacó que el diaconado permanente "es la expresión de un ministerio de plena cercanía. Posee tres dimensiones: el servicio de la Palabra de Dios, el servicio de la caridad y el servicio de la liturgia".
"En ausencia del presbítero, están llamados a presidir la comunidad cristiana que se reúne a orar, a escuchar y meditar la Palabra del Señor y a recibir la santa comunión", detalló. "La proclamación del Evangelio es propia de los diáconos. Pueden realizar la homilía, en concordancia y comunión con el Presbítero. Participan de la actividad catequética de la comunidad. Se dedican al servicio de los más pobres y necesitados del Pueblo de Dios, haciendo presente a Cristo servidor en medio de ellos. La visita a los enfermos, el acompañamiento de los ancianos y la organización de la caridad, son actividades que definen claramente el ministerio diaconal", añadió.
"Oscar ha querido elegir como lecturas las de este domingo y creo que ha sido no solo oportuno, sino también providencial", señaló el prelado, y reflexionando sobre la primera lectura del profeta Isaías que regresó del exilio a un pueblo que "vive sin ideales", en "una vida mezquina" y con un horizonte gris, señaló: " El profeta sacude esta apatía y da una perspectiva de esperanza: este pueblo está llamado a vivir un futuro glorioso, Jerusalén será la ciudad de la luz, todos los pueblos se unirán allí".
En referencia al Evangelio, destacó el mensaje de Jesús, que indica que "hay que esforzarse por entrar a través de la puerta estrecha". En ese sentido, el arzobispo advirtió: "no hay que tomar su respuesta como amenaza".
"En el tiempo de Jesús, los judíos vivían convencidos que en el pueblo judío se salvarían todos. Pero Jesús quería corregir esta concepción: para entrar en la Gloria se requiere esfuerzo. Se trata de una nueva llamada a la conversión. Se requiere empeño para sentarse en la mesa del Padre. Aquí no cuentan ni los privilegios de raza, de tradición, de familia ni de sangre, ni tampoco de cumplimientos legales", destacó.
"Se necesita una actitud personal e interior que se debe manifestar en la propia vida. Aparece la imagen de la puerta. Está cerrada. Es estrecha. La pregunta es de curiosidad y Jesús responde con sabiduría".
"Dios no quiere un grupo de elegidos, los quiere a todos. Pero también dirá: ?No los conozco?. La Didajé habla de dos caminos: Camino de vida: amor a Dios, al prójimo, sinceridad, generosidad, pureza. Camino de muerte: injusticia, venganza, violencia y opresión al pobre", continuó.
"En este día tan significativo para Oscar, para toda la comunidad de Moquehuá y para toda la arquidiócesis, queremos pedirle al Señor que lo ayude y nos ayude a comprometernos cada día más con el Reino. Diaconado es servicio. Esta es la puerta estrecha por la que queremos unirnos a Jesús sirviendo a nuestros hermanos", afirmó.
Dirigiéndose al nuevo diácono, monseñor Radrizzani expresó: "Oscar, no podemos dejar de mencionar y agradecer a tu señora esposa por el sí que ha dado. Ella seguirá acompañándote en la capacidad de saber escuchar, en la atención a las necesidades del prójimo, en la fortaleza, la prudencia y la sencillez, en la oración, en la virtud de la esperanza y en la fidelidad".
"Por ello, la invito a que comparta contigo la oración, especialmente la Liturgia de las Horas, y juntos se nutran de una espiritualidad específicamente diaconal. Asimismo a trabajar, en la medida de sus posibilidades, en pastorales tales como la matrimonial, la familiar, la catequística y la educativa, teniendo siempre cercana a la Virgen como madre y modelo", animó.
Para finalizar, citó las palabras del escritor y filósofo español Miguel de Unamuno, a propósito de la puerta pequeña:
"Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido, a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad".
"Querido Oscar, que San Esteban protodiácono, te guié en el ejercicio de tu ministerio y la Santísima Virgen te ampare y cobije con su amor maternal", rezó.+