El Covid-19 amenaza la supervivencia de 38 colegios católicos en Tierra Santa
- 27 de mayo, 2020
- Jerusalén (Tierra Santa) (AICA)
La pandemia de Covid-19 puso en serio peligro "la existencia misma" de 38 colegios que el Patriarcado Latino de Jerusalén tiene en Jordania y Palestina.
La pandemia de Covid-19 puso en serio peligro “la existencia misma” de 38 colegios que el Patriarcado Latino de Jerusalén tiene en Jordania y Palestina, “algunos de los cuales tienen una tradición de más de 150 años”, expresó el padre Pierbattista Pizzaballa, administrador apostólico del Patriarcado.
Como consecuencia de la pandemia del coronavirus, las familias de 12.456 alumnos de los colegios del Patriarcado Latino de Jerusalén en Jordania y Palestina no pueden hacer frente a los gastos escolares de sus hijos. A esto se suma el retraso de la colecta a favor de Tierra Santa.
Tanto en Palestina como en Jordania, las medidas de confinamiento decretadas para detener la propagación del coronavirus llevaron a muchas personas a la desocupación.
En Jordania se dobló la tasa de desempleo, que antes de la crisis ya era del 19%. Y aunque aún no hay datos, se estima que el efecto está siendo similar en Palestina, donde el desempleo pre-Covid-19 era del 45% en Gaza y del 15% en Cisjordania. Esta situación también afecta a muchos de los más de 130.000 palestinos que trabajan en Israel o en los asentamientos.
La crisis sanitaria y económica golpea especialmente a ambas sociedades, cuya débil estructura estatal no ofrece coberturas sociales suficientes.
“Palestina lucha con los efectos de décadas de ocupación militar y económica, y Jordania lleva demasiado tiempo asumiendo la tarea de acoger a millones de refugiados e inmigrantes con unos recursos naturales limitados”, explica el dossier preparado por el Patriarcado. Por ello, las familias de muchos alumnos se han quedado sin ningún ingreso y se enfrentan a serias dificultades para hacer frente a los gastos más básicos.
La situación es distinta en Israel, donde el Patriarcado tiene cinco colegios. Allí, el gobierno ha podido lanzar un plan de apoyo a los afectados por la crisis y ha garantizado la actividad de los colegios.
Apuesta por la educación para todos
La educación es uno de los estandartes de la “fuerte presencia institucional y la importante contribución de la Iglesia” a la sociedad de Tierra Santa, subrayó monseñor Pizzaballa. No solo por el factor meramente educativo y de promoción humana, sino también por cómo en sus aulas se promueve la paz y la convivencia ecuménica e interreligiosa entre sus 20.000 alumnos. Por otro lado, “mejorar la educación en los pueblos ayuda a reducir la emigración cristiana a las ciudades y a otros países”, aseguran desde el Patriarcado.
Los colegios de esta institución, frecuentemente escuelas parroquiales, se precian de ofrecer a todos “el acceso a una educación excelente, independientemente de su estatus o ingresos”. Las cuotas son “las más bajas de todos los centros cristianos” de la región, las familias más necesitadas tienen importantes descuentos o están exentas del pago, y el Patriarcado invierte fuertes sumas en mantener abiertas escuelas de zonas marginales.
Sin colecta de Tierra Santa
Todo ello le supone importantes pérdidas que sería imposible soportar sin ayuda externa. Aquí entra en juego un problema añadido: una de las principales ayudas que tiene el Patriarcado es la colecta especial a favor de Tierra Santa que se efectúa cada Viernes Santo. El año pasado, solo sus colegios recibieron 780 mil euros de los 7,6 millones recaudados en todo el mundo. Es decir, estos centros se llevan aproximadamente el 10,3% de una colecta que, también como consecuencia de la pandemia, este año no tuvo lugar. Pospuesta al 13 de septiembre, es previsible que los fondos no lleguen a su destino hasta 2021.
Esta suma de factores pone “en cuestión la sostenibilidad de los colegios y finalmente dificultará su capacidad de pagar los sueldos” de sus 1.800 trabajadores. Reducir los salarios o prescindir temporalmente de parte del personal “será una decisión muy dolorosa puesto que muchos son cristianos y esto aumentará mucho los problemas económicos que ya tienen en muchos casos por el desempleo de sus cónyuges”.
De hecho, el Patriarcado considera que sería más bien necesario, “ética y moralmente”, compensar el esfuerzo extra de los docentes para adaptarse a la enseñanza a distancia, un esfuerzo que están llevando a cabo “en condiciones muy difíciles” como equipos inadecuados, fallos en la conexión a Internet y falta de preparación. +