"Al leer rápidamente este Evangelio pareciera que es una complicación familiar, de roces entre una cosa y la otra, que se llevan mal porque se pelean, pero no es eso", explicó el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, al reflexionar sobre ese texto de Marcos, donde Jesús dijo que no vino a traer la paz sino la división.
"Al leer rápidamente este Evangelio pareciera que es una complicación familiar, de roces entre una cosa y la otra, que se llevan mal porque se pelean, pero no es eso", explicó el obispo de Avellaneda-Lanús,
monseñor Rubén Oscar Frassia, al reflexionar sobre ese texto de Marcos, donde Jesús dijo que no vino a traer la paz sino la división.
"Cristo vino a definir la Historia de la Salvación -expresó el pastor avellanedense-; Cristo vino a dar el remache final, único y original, en todo lo que es el sentido de su Misión. Cristo cumple con su misión. Cristo cumple con la misión del Padre. Él vino a dar la vida por nosotros, para salvarnos a todos, para que ninguno se sienta excluido o discriminado, porque todos estamos llamados a vivir en esa salvación".
"Este llamado de Cristo ?prosiguió el prelado-, esta paz es la verdadera paz, su Pascua, porque la salvación tuvo un costo muy alto porque nos amó y se entregó por nosotros y para nosotros. Tendríamos que vivir en actitud de agradecimiento por el gran amor que Dios nos tiene. Y ese amor nos invita a tenerlo, a vivirlo y a darlo a los demás. Tenemos que aprender a amar a los demás.
"Es evidente que hay una definición y eso, a veces, trae urticaria, inestabilidad, cuestiona éticamente actitudes que molestan a los demás. Y hay gente que no soporta a alguien que viva en el bien, que realmente haga el bien".
"Cristo vino a traer la definición y frente a Cristo no se puede ser neutral; no se puede ser ni si, ni no; no se puede uno no meter; no puede uno vivir en la total indiferencia; hay que jugarse, hay que comprometerse, hay que definirse y hay que vivir de convicciones", concluyó monseñor Frassia.+