El arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani SDB, ordenó sacerdote al diácono Diego Zacca, en una celebración que tuvo lugar el sábado 17 de agosto en la parroquia Nuestra Señora del Rosario, de la localidad bonaerense de Alberti.
El arzobispo de Mercedes-Luján,
monseñor Agustín Radrizzani SDB, ordenó sacerdote al diácono Diego Zacca el 17 de agosto en la parroquia Nuestra Señora del Rosario, de la localidad bonaerense de Alberti.
El templo parroquial se colmó de fieles que acompañaron a Diego en el comienzo de su ministerio, para el que eligió el lema "Permanezcan en mi amor". Familiares, amigos, sacerdotes y seminaristas de la arquidiócesis asistieron a este momento de Gracia para la Iglesia que peregrina en Mercedes-Luján.
"Se trata de un día de profunda alegría", reconoció monseñor Radrizzani al comienzo de su homilía, y citando el Evangelio de Juan, expresó: "No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los he elegido a ustedes, y les destinado para que vayan y den fruto, y que su fruto permanezca...".
"Qué contundentes las palabras del Señor que nos recuerda Juan", consideró. "No las debemos olvidar nunca, tanto los jóvenes como aquellos que ya llevamos muchos años en el servicio sacerdotal", afirmó.
Refiriéndose a las lecturas elegidas por el neopresbítero, el arzobispo destacó la centralidad de la persona de Jesús. Sobre la primera lectura, detalló: "Ante los problemas de luchas y divisiones, el apóstol (Pablo) presentó la figura de Jesús, que es el amor de su vida, y los exhortó a que fueran una nueva creatura. En efecto, el amor de Cristo nos apremia. Él murió por todos. Todos vivimos por Él. El que está con Cristo es una creatura reconciliada con Dios", aseguró.
"En la segunda lectura podemos verificar un momento de intimidad filial con sus amigos, con sus apóstoles. Es su despedida. Pero se da esta declaración de amor: yo los he amado, yo los he elegido. Quiero que mi gozo esté en ustedes y sea pleno. Yo estoy donando la vida por ustedes y ustedes también deben dar la vida amándose unos a otros. También les recuerda Jesús que nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos y ustedes son mis amigos", enfatizó.
En ese sentido, dirigiéndose a Diego, el prelado expresó: "Tu vida parecería que sigue igual, pero hoy cambia todo totalmente. Eres elegido y amado por Dios. Esta será tu luz a lo largo de todo tu peregrinar. Él te ama, te fortalece", sostuvo.
"Por favor, nunca dejes de vivir y meditar este primer amor que te acompañará hasta el cielo donde veremos a Jesús cara a cara", animó el arzobispo y añadió: "No olvides sus enseñanzas. No las olvides cada vez que seas ministro de su Palabra, toda vez que celebres la Eucaristía y los demás sacramentos y en cada oportunidad que, conducido por el Espíritu Santo, ayudes a cultivar en tus hermanos y hermanas su propia vocación según el Evangelio".
"Recordá Diego que nunca estarás solo en tu labor, sino que te encontrarás sostenido por la virtud todopoderosa de Dios. Creyendo en Cristo, que te llamó a participar de su sacerdocio, entregate con toda confianza a su ministerio. Él sabrá cómo hacer crecer tu caridad", aseguró, resaltando a su vez "el apoyo de tus buenos padres y tus hermanos. Donde nació una vocación, esta seguirá dando frutos acompañada por esa misma familia".
"Tenés como cooperadores a tus hermanos en el sacerdocio, que hoy te reciben con júbilo. Porque todos los presbíteros cooperan en la consecución del plan salvífico de Dios, es decir, en el misterio de Cristo", añadió.
Finalmente, aconsejó: "Mantén siempre una filial cercanía con tu obispo, ya que, entre las virtudes principalmente requeridas en el ministerio de los presbíteros, encontramos la disposición de alma que te prepara siempre a buscar, no tu voluntad, sino la voluntad del Señor, que se transforma en obediencia al servicio del Reino".
"Querido Diego, los fieles de nuestro tiempo nos piden que seamos sacerdotes santos. Ellos encontrarán en muchas otras personas aquello que humanamente necesitan, pero sólo en el sacerdote podrán encontrar la Palabra de Dios, la misericordia del Padre, abundante y gratuitamente dada en el sacramento de la Reconciliación y el Pan de vida nueva en el milagro de la Eucaristía", concluyó, deseando que María, Madre de los sacerdotes, "ilumine tu servicio y permita que siempre transites por el camino del Señor".+