En el día de la Asunción de la Virgen y fiesta de Nuestra Señora Stella Maris, patrona de la Armada Argentina y de la Prefectura Naval, el obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, presidió una misa en la catedral Stella Maris. "María cuida de su pueblo, nos acompaña, nos sostiene y estamos tomados de su mano", expresó el obispo en su homilía.
El obispo castrense de la Argentina,
monseñor Santiago Olivera, presidió el 15 de agosto, solemnidad de la Asunción de la Virgen, una misa en la catedral Stella Maris, para celebrar a la patrona de la Armada Argentina y de la Prefectura Naval.
Concelebraron la Eucaristía el vicario general Castrense, monseñor Gustavo Acuña; el capellán mayor del Ejército Argentino, padre Eduardo Castellanos; el capellán mayor de la Armada y Canciller Castrense, padre Francisco Rostom Maderna; el capellán de la Fuerza Aérea Argentina, padre César Tauro; el capellán de Gendarmería Nacional Argentina, padre Jorge Massut; el capellán mayor de Prefectura Naval, padre Digo Tibaldo; el capellán mayor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, padre Rubén Bonacina; el rector de la catedral Castrense, capellán Castrense padre Diego Pereyra y demás capellanes. Asistieron autoridades de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad, efectivos e invitados especiales.
En su homilía, el obispo dio la bienvenida a los presentes: "Es una alegría que estemos todos, autoridades de las Fuerzas, sacerdotes, capellanes, la familia diocesana, para contemplar a la Madre de Dios, de este gran misterio que adelanta a nuestra propia vida y nos renueva a todos en la esperanza", expresó, y añadió: "Todos nosotros, un día viviremos también como María, primicia de la humanidad, que fue llevada asunta al cielo".
"Conmueve pensar que el corazón, cuerpo y alma, un corazón de Madre, late en el cielo también por cada uno de los hijos. Podríamos decir entonces que, en los tiempos en que vivimos, en esta Patria nuestra que estamos transitando, renovamos la confianza, de que María cuida de su pueblo, nos acompaña, nos sostiene y que estamos tomados de su mano", afirmó.
En ese sentido, expresó: "Esta fiesta además de poner nuestra mirada en el cielo, nos renovarnos en la certeza de nuestra vocación y la valoración también de nuestro cuerpo, esta realidad de cuerpo y alma que somos: ni sólo cuerpo, ni sólo alma; cuerpo y alma unidos en la Virgen están en la presencia de Dios".
"Esta invitación nos convoca a poner en práctica en nuestra propia vida aquello que creemos", señaló, y aseguró que "seremos verdaderamente felices, en la medida que nos unamos la voluntad de Dios a nuestra propia voluntad".
Refiriéndose a la Virgen patrona, Nuestra Señora Stella Maris, reflexionó: "Ciertamente nos habla de la confianza del navegar de la vida, de la esperanza de María en las tormentas, en las dificultades, confiados en esta estrella de mar que nos ilumina, nos guía, que nos muestra el camino".
En ese sentido, pidió a la Virgen "la certeza de saberla Madre, de saberla guía, de saberla la privilegiada, la Hija dilecta de Dios para que nos ayude en las tormentas de nuestra Patria, de nuestra historia, de nuestros días, a confiar y renovar la certeza, de la esperanza de que, Dios está, que acompaña".
Durante la celebración, realizaron el juramento de profesión de fe, los vicarios pastoral, de Educación, de Catequesis, y el delegado de Pastoral de la Salud. El servicio vicarial que desarrollarán los capellanes designados será en nombre y en la propia persona del obispo.
Dirigiéndose a ellos, el obispo recordó su tarea de "servir a la catequesis, a la pastoral, a la educación, pero servir en forma concreta a cada hombre, a cada mujer de las Fuerzas, de nuestras familias, para renovarnos en el deseo de predicar más y mejor el Evangelio, para configurarnos con Jesús". +
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