Con una misa presidida por el obispo de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecín, se conmemoró el martes 13 de agosto el tercer aniversario de la Fazenda de la Esperanza "Nuestra Señora de Itatí", en Santa Lucía dedicada a la recuperación de mujeres en situación de adicción.
El obispo de Goya,
monseñor Adolfo Ramón Canecín, presidió el martes 13 de agosto una misa en conmemoración del tercer aniversario de la Fazenda de la Esperanza "Nuestra Señora de Itatí", en Santa Lucía, que se dedica a la recuperación de mujeres en situación de adicción.
"¿Quién es el más importante en el Reino de los cielos?", expresó el obispo en referencia al Evangelio del día, recordando la pregunta realizada por los discípulos cuando se acercaron a Jesús, a lo que el Señor respondió con un gesto conocido como "la parábola en acción": Jesús puso en medio a un niño con el propósito de ilustrar su enseñanza.
En ese sentido, el obispo expresó: "La presencia del niño introduce el tema de los más pequeños dentro de la comunidad y su importancia en la relación con el Reino". Por eso, invitó a "refugiarse en el Padre y confiar totalmente en Él" como un niño, porque los "más pequeños son los privilegiados del Padre y los que llevan la delantera para entrar en su Reino.
Los más pequeños son modelos acerca de qué disposiciones hay que cultivar para acceder al Reino de Dios, señaló el prelado y teniendo en cuenta la Palabra de Dios de este día, animó a "vivir la fraternidad en la comunidad" de la Fazenda, llamada Familia de la Esperanza, cuyo trabajo se da en diversos campos sociales, pero el principal es la recuperación de jóvenes químico-dependientes.
Por otra parte, el obispo agradeció "la obra iniciada por Dios Padre" hace tres años y consideró que "esta casa ha transformado la vida de muchas jóvenes que pasaron, y algunas que continúan en este lugar".
La Fazenda comenzó en 1983, cuando Nelson Giovanelli se aproximó a un grupo de jóvenes que consumían y vendían drogas cerca de su casa en San Pablo, Brasil. "Él fue animado a dar ese paso por fray Hans Stapel, su párroco, quien lo incentivaba a vivir concretamente la Palabra de Dios", relató el obispo.
"Así conquistó la confianza de aquellos dependientes químicos. Uno de ellos, Antonio Eleuterio, fue el primero en ser contagiado y pidió ayuda para liberarse de las drogas, todo porque Nelson buscaba poner en práctica la frase: ?Me hice débil con los débiles...?", recordó.
Durante la misa, los presentes recordaron al sacerdote Alberto Ramón Altamirano, párroco de Santa Lucia, fallecido años atrás, quien fue uno de los precursores de la casa.
La Fazenda de Santa Lucía cuenta con invernáculo y un área de horticultura, que es parte del trabajo que realizan las mujeres que residen en ese lugar en el que llevan a cabo su recuperación, en un clima de convivencia y espiritualidad.
Quienes están allí aseguran que es un momento difícil, sobre todo para las familias de las residentes, ya que les cuesta trasladarse hasta el lugar, es muy costoso. Por eso, apelaron una vez a la solidaridad de los feligreses para que la obra continúe con su finalidad.
Actualmente, la Fazenda de la Esperanza tiene presencia en 17 países.+