En el día de San Lorenzo, diácono y mártir, el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió una misa en la catedral Nuestra Señora de la Paz. En su homilía, destacó el "eminente servicio" que brindan los diáconos en las comunidades parroquiales y agradeció a sus familias por acompañarlos.
El obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió el sábado 10 de agosto una misa en la catedral Nuestra Señora de la Paz para celebrar el día de San Lorenzo diácono y mártir.
En su homilía, monseñor Lugones recordó un antiguo texto presente en la Didascalia Apostolorum donde se afirma: el «diácono sea el oído y la boca del Obispo, su corazón y alma». En ese sentido, consideró: "La comunión, la armonía y la paz en la Iglesia está unida a esta concordia, ya que el diácono es el custodio del servicio en la Iglesia".
"Pienso que no es casualidad que el oído sea el órgano para oír sino también para el equilibrio; y la boca el órgano para saborear y para hablar", señaló, y continuó: "Otro texto antiguo añade que los diáconos están llamados a ser como los ojos del obispo? El ojo mira para transmitir las imágenes a la mente, ayudándola a tomar las decisiones y a dirigir bien a todo el cuerpo".
"De estas imágenes se puede sacar la relación de comunión y de filial obediencia para el servicio al pueblo santo de Dios. La comunión con el obispo refuerza y da nuevo vigor a la comunión entre todos los miembros ordenados", afirmó.
Refiriéndose a San Lorenzo, destacó: "Asumió su diaconado consciente del servicio por el Reino, y porque la caridad por Cristo nos apremia, también apuró el cáliz del martirio cuando pidió a sus verdugos que dieran vuelta la parrilla donde era martirizado, y después de servir con amor hasta dar la vida, reinar desde el encuentro eterno con su Señor Resucitado".
En ese sentido, monseñor Lugones valoró "el servicio del diácono Lorenzo, que en su época supo visibilizar: agudizar los sentidos para descubrir a los pobres y marginados haciéndose servidor de todos".
Al finalizar, pidió que "la Santísima Virgen Madre y Reina de la Paz bendiga su ministerio, a sus familias, a la porción del rebaño a la que deben percibir con la mirada del Buen Pastor y cuidar como servidores del Siervo de Dios, Jesucristo nuestro Señor".
Quienes recibieron el sacramento del Orden Sagrado en el grado de diaconado, realizaron al final de la homilía -ante el obispo y la comunidad reunida- la renovación de las promesas diaconales que cada uno hizo el día de ordenación.+
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