En una entrevista con Radiocanal, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, se refirió a la crisis de abusos que atraviesa la Iglesia católica. En sus declaraciones, el prelado destacó que la Iglesia está enfrentando esta crisis "con una decisión muy fuerte y de manera creciente" y advirtió que el compromiso para terminar con "la plaga de los abusos" tiene que ser de la comunidad entera. Además, instó a acompañar a las víctimas y ayudarlas a poder hablar para que los culpables reciban "sanciones onerosas" ante un crimen tan grave.
El obispo de San Francisco,
monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, brindó una entrevista a Radiocanal, en la que se centró en el tema de los abusos cometidos por clérigos. "Personalmente creo que es la crisis más grave que está viviendo la Iglesia en los últimos 50 años y tal vez más", reconoció.
El prelado graficó la situación como "un tsunami que entra, que no se puede detener, y que después deja un vendaval de destrucción". Ante esto, aseguró que "la Iglesia está enfrentando esta crisis con una decisión muy fuerte y de manera creciente".
El obispo consideró importante aclarar que "el porcentaje de sacerdotes abusadores no pasa del 4%", y aunque es un número "enorme", comparado con otras comunidades religiosas o con el porcentaje de abusos en otras profesiones "es similar e incluso menor".
Sin embargo, explicó: "El hecho de que un cura abuse de un menor o de una persona vulnerable le da un significado enorme porque se supone que uno se acerca a un sacerdote para que lo acerque a Dios y lo ayude, sobre todo las personas más vulnerables".
"Por eso esta crisis es tan aguda y el Papa (ya Juan Pablo II pero con mucha más decisión Benedicto XVI y Francisco) está ayudando a que la Iglesia encuentre esa velocidad de crucero para responder a las dos dimensiones que tiene la crisis", detalló. "Por un lado, responder a los casos dados. En estos días ha comenzado en Mendoza el juicio por el caso más grave que tiene la Argentina, que es el caso del Próvolo", ejemplificó. "Es un caso grave por las características: son chicos menores, hipoacúsicos o sordomudos, abusados presuntamente por sacerdotes y personas que trabajaban y que tenían la guarda de estos chicos, entonces es un caso de una gravedad inusitada".
En segundo lugar, explicó: "El gran trabajo es la prevención. La Iglesia trabaja diariamente con la vulnerabilidad humana, sea con menores, sea con personas vulnerables". Al respecto, señaló, "en la Iglesia se está hablando de este tema, se están tomando medidas".
"El primer paso de prevención es que el tema se instale, que se hable, porque tenemos que recordar que el abuso sexual es una plaga mundial y el 80% de los abusos ocurren dentro de las familias", continuó. "Uno de cada 13 varones y uno de cada 5 niñas sufren alguna forma de violencia sexual, eso es un horror", consideró.
Además, se mostró optimista "porque no es solamente el Papa el que está llevando adelante esta respuesta", y destacó la purificación que esta crisis ha suscitado en la Iglesia. En ese sentido, consideró importante la presencia de laicos y sacerdotes en este camino de renovación.
"El domingo, en el día del Santo Cura de Ars que es el patrono de todos los curas, el Papa dirigió una muy buena carta invitándonos a los pastores a no desanimarnos, a seguir enfrentando estos problemas pero también a profundizar nuestra renovación personal".
Monseñor Buenanueva admitió: "La Iglesia ha caído en la cuenta de que desde los procesos canónicos, pero sobre todo en la mentalidad con la que hemos enfrentado todo esto, tiene una responsabilidad muy grande, lo hemos hecho mal, por eso estamos revisando todo esto. Pero es insuficiente si la comunidad entera no se plantea cómo cuidar mejor a los menores".
"Yo soy muy optimista porque veo lo que realmente está pasando dentro de la Iglesia, por ejemplo aquí en la Argentina, son muchísimas las diócesis, algunas están más implicadas: Mendoza, Paraná, San Isidro, que ya tienen curas presos, cumpliendo la justa pena por haber cometido estos delitos, pero todas las diócesis estamos movilizándonos y yo tengo la expectativa de que pronto armemos aquí una comisión de prevención", anheló.
"La Santa Sede nos ha conminado algunos pasos muy concretos, por ejemplo cuando las personas tienen un problema de estos que sepan a dónde tienen que dirigir su denuncia eclesiástica, y hay que ayudar a la víctima de abuso, sea de un clérigo o no, a poder hablar".
Dirigiéndose a la comunidad, el prelado hizo hincapié en que "es muy difícil para las personas, por eso a veces tardan años en decir lo que han vivido. No es porque se lo guarden y no quieran hablar, porque es muy difícil sacar de la propia vida haber sido víctima de este abuso".
En ese sentido, animó a "ayudarlos a hablar y ayudarlos a ir a la justicia del Estado, porque es la que tiene los mejores medios para investigar, esclarecer, establecer responsabilidades y llegado el caso las sanciones que correspondan, que deben ser muy onerosas, porque el crimen es muy grave. Sanciones penales, cárcel para los responsables y sanciones civiles cuando corresponda reparar el daño causado", concluyó.+