Mons. Martínez Perea: "La vida cristiana es muy simple"

  • 9 de agosto, 2019
  • La Toma (San Luis)
"La vida cristiana es muy simple: Dios mira el corazón, hagan como puedan, recen como les parezca, pero recen", manifestó monseñor Pedro Martínez Perea, obispo de San Luis, ante la comunidad de La Toma, al presidir la misa por la fiesta patronal en honor a Santo Domingo de Guzmán, el jueves 8 de agosto.
El jueves 8 de agosto la comunidad de La Toma, en la diócesis de San Luis, celebró la fiesta patronal en honor a Santo Domingo de Guzmán. La procesión y la misa fue presidida por el obispo diocesano, monseñor Pedro Martínez Perea, acompañado por el párroco de la comunidad, presbítero Ignacio Lucero. En la ceremonia estuvo presente el intendente municipal, Francisco Cornejo. Al comenzar la homilía el obispo diocesano hizo referencia al día especial que vive La Toma: "Dios se ha fijado en cada uno de ustedes porque tienen un patrono". Para ejemplificarlo, se remontó a las Escrituras donde dice que cada uno tiene un ángel de la guarda. Del mismo modo, "los pueblos también tienen un ángel, y un santo patrono o una Virgen". "Ustedes tienen a Santo Domingo, él los protege y aquello propio de este santo es que él predicaba la verdad de Dios. La iglesia lo recuerda como ´insigne predicador de la verdad y devoto de la Virgen´. Enseguida, el obispo reflexionó: "Hoy es muy difícil hablar de la verdad, incluso se habla de la "posverdad", es decir que ya no interesa más la verdad, sino lo que hablamos con el relato, lo que decimos que las cosas son, y en definitiva cada uno dice lo que quiere". [img]http://www.aica.org/subidas/6265.jpg[/img] Monseñor Martínez Perea expresó que "la verdad es ante Dios, sobre todo". "Nadie esta libre de tirar la primera piedra. Por eso, tengamos misericordia entre nosotros. Hay que pedir al Señor: ´quiero ser bueno, quiero cumplir los mandamientos, por ahí no puedo, pero es la verdad´. Cuando en la fiesta patronal le decimos: Señor, quiero que bendigas el pueblo, a mi vida y a mi familia´, esto es la verdad de la fiesta patronal". "Santo Domingo se levantaba de noche a rezar y se golpeaba el pecho para ablandar su alma. Este es su patrono", les dijo, quien "tenía fijo lo que era la vida eterna, sabía dónde tenía que ir. Cada uno debe preguntarse: ´¿A dónde voy? ¿Al cielo o al infierno? Esa es la verdad. Y es importante hacer aquello para lo que Dios me pensó para toda la eternidad". Luego invitó a los presentes a preguntarle a Dios, por intercesión de Santo Domingo: "¿Para qué me hizo Dios? Para ser maestro, para hacer la capilla del Santísimo, para ser religioso o sacerdote". Y afirmó: "La vida cristiana es muy simple: Dios mira el corazón, hagan como puedan, recen como les parezca, pero recen. Al modo de ustedes, las oraciones nos ayudan. Esa es la verdad. ¿Quieren vivir de verdad? Vivamos bajo la mirada de Dios". "La sabiduría del mundo es entregarse al servicio de los demás y a Dios. Nunca van a perder el tiempo cuando hagan algo para Dios. Cuando hacen las cosas por el pueblo, por los vecinos, si lo hacen por Dios, tiene un valor enorme, ofrézcanselo a Dios". Nuevamente, monseñor Martínez Perea propuso a los vecinos de La Toma: "Esta noche cuando nos estemos por acostar, pensemos un poquito: ¿Cuál es mi verdad ante Dios? ¿Qué dirá Dios de mí? Señor, ¿cómo ves mi vida? ¿Para qué me hiciste? ¿Estoy haciendo lo que quieres que yo haga?" A un año del rechazo de la ley del aborto en el Senado de la Nación, el obispo de San Luis recordó a los legisladores y políticos que votaron a favor de la vida y les agradeció. "¿Se preguntaron qué interés hay detrás de todo esto, mucha plata, tráfico de órganos? Y sobre todo es un crimen abominable. Recemos para que la Argentina y San Luis no entre en la cultura de la muerte". Al finalizar, deseó que Santo Domingo "recoja todas las lágrimas y los dolores de cada uno, que los reciba, se los dé a Dios. Que sea un día lleno de gracias en la verdad de Dios. Que seamos amantes de la verdad de Dios, el demonio es mentiroso. El cristiano dice la verdad y está por la vida. La última verdad es la vida de la gracia: la amistad con Dios. Dios nos da algo por lo cual participamos de la vida divina. Vivamos la gracia de Dios", concluyó. +