Más de un centenar de jóvenes participaron el sábado 3 de agosto del Encuentro Diocesano de Animadores organizado por la Pastoral de Juventud de las diócesis de Río Cuarto, con el lema "AnimandoAndo: Somos ahora". La jornada contó con la presencia del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, quien afirmó: "Los jóvenes están salvando el mundo".
Con el lema "AnimandoAndo: Somos ahora", el sábado 3 de agosto se llevó a cabo en Río Cuarto el Encuentro Diocesano de Animadores, organizado por la Pastoral de Juventud.
La jornada se desarrolló en las instalaciones del colegio San Buenaventura y tuvo dos bloques temáticos: "Francisco, ¿Influencer?" y "Compromiso con la vida".
El primer bloque contó con la presencia del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina,
monseñor Oscar Ojea, y del periodista de Cadena 3 y diácono permanente Alberto Roselli. En su intervención, monseñor Ojea destacó que "es imposible hablar del pensamiento social de Francisco si no hablamos del amor de Dios".
En la segunda parte, expusieron Leandro Flocco, presidente de Frente Joven y creador del eslogan "Salvemos las Dos Vidas", y Nicolás Marín, excoordinador nacional de la Pastoral de Juventud y actual coordinador de la Pastoral de la Vida.
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Maximiliano Vieyra, responsable del Área de Formación de la Pastoral de Juventud afirmó que el objetivo de estas charlas es ofrecer a los agentes de pastoral vinculados con el trabajo con los jóvenes "un espacio de acompañamiento que complemente su formación y les brinde herramientas que los ayude a desempeñarse en su tarea de acuerdo a las exigencias de este tiempo".
Finalizada la jornada, el presidente de la CEA y obispo de San Isidro dialogó con Diario Puntal y se refirió especialmente a los jóvenes. Al respecto, consideró que "están salvando al mundo actualmente" y recordando las palabras del Papa, aseguró: "Los jóvenes son el ahora de Dios".
Consultado sobre la preocupación sobre el medio ambiente, el prelado llamó al sentido común: "Da la sensación de que los Estados nacionales, sobre todo los Estados centrales, desoyen la información que viene de la ciencia. Lo que hace el Papa es recoger las situaciones concretas de la realidad y hacer un llamado a todos los hombres de buena voluntad para cuidar la casa común. Esto nos permite dialogar con todos los hermanos, no solamente con los de distinta confesión, sino también con los no creyentes y agnósticos, porque nos une el tema de defender el futuro de nuestros hijos y defender el planeta que hemos recibido", explicó, y animó a transformar el planeta en algo mejor.
"Creo que los jóvenes son mucho más sensibles al cuidado que las personas de nuestra generación, y eso es bastante promisorio. Es una tarea compleja, porque hay que cambiar hábitos culturales que están muy arraigados y que tienen que ver con un dominio despótico del hombre sobre la naturaleza y no un dominio de la sensatez y del equilibrio, con un criterio administrativo de la naturaleza", señaló. "La naturaleza somos nosotros mismos y tenemos que respetar aquello de lo que estamos constituidos nosotros mismos", añadió.
Respecto a las reuniones que mantuvo con los miembros de la Pastoral Social y la Pastoral de Adicciones, monseñor Ojea detalló: "En ese campo tenemos muchísimo que aprender. Es imposible desconocer que la Iglesia tiene que trabajar no solamente el tema de la oferta de droga, que es una cuestión de seguridad nacional, sino también el tema de la demanda. Es decir, por qué los jóvenes demandan, qué es lo que está pasando en el corazón vacío de tantos hermanos nuestros, y ver un poco cuáles son los caminos para poder salir de ese infierno".
"Normalmente, los testimonios que tenemos indican que, cuando los chicos van saliendo de una situación así, se convierten en apóstoles de los demás porque el bien se multiplica. El haber salido de una situación así crea una enorme necesidad de trabajar por aquellos que están sumidos en la droga. Es un campo muy importante para la Iglesia. Es una bendición que Cáritas haya asumido todo este tema de los Hogares de Cristo y como una tarea más de la caridad cristiana el acompañamiento de estos jóvenes", reconoció.
Finalmente, el obispo se centró en el tema de la pobreza. Ante esta situación, afirmó que "en la Argentina hay una gran sensibilidad para ayudar", aunque "a veces nos movemos un poco espasmódicamente: descubrimos que hay mucha gente en la calle un día de frío y nos conmovemos".
"Eso es bueno, es una sensibilidad buena. Me parece que tenemos que trabajar mejor en un compromiso que implique una continuidad, que implique la vida diaria. Los compromisos de vida diaria a veces pueden ser más opacos que el esplendor de un día de sensibilidad, pero hay que acompañar ese buen corazón que tenemos los argentinos con un trabajo más tenaz y más continuo a favor de nuestros hermanos necesitados", concluyó.+