Con una misa presidida por el obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, el seminario diocesano Santo Cura de Ars celebró el 4 de agosto sus fiestas patronales en honor de San Juan María Vianney. "Sabemos que con amor podemos cambiar la historia. Celebrar la experiencia del amor de Dios, como lo están haciendo los jóvenes que están aquí respondiendo a Dios, a su llamado", animó.
El seminario Santo Cura de Ars, en la diócesis de Posadas, celebró el domingo 4 de agosto las fiestas patronales en honor de San Juan María Vianney, fecha en la que se conmemora el día del sacerdote.
La misa estuvo presidida por el obispo diocesano,
monseñor Juan Rubén Martínez, y concelebrada por el obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Martorell, sacerdotes de la provincia, formadores del seminario, y acompañada por diáconos, seminaristas y fieles de la comunidad, entre ellos familiares y amigos de los seminaristas.
En esta jornada tan especial, el seminario abrió sus puertas para recibir a todos, agradecer primero en la Eucaristía y después compartir el tradicional almuerzo en el patio junto con las familias.
En su homilía, monseñor Martínez, destacó la enorme alegría de poder celebrar las Fiestas Patronales del seminario y sobre todo de poder decirle "Amén" a Dios, "con un profundo agradecimiento, porque es el Señor de la historia y nos va acompañando". Además, destacó la importancia del seminario, lugar emblemático y clave para la Evangelización del pueblo de Dios.
"¡Qué lindo es poder celebrar hoy como familia diocesana en este lugar! Hoy se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento del Santo Cura de Ars, nuestro patrono, el patrono del seminario, un ejemplo de vocación y de perseverancia", expresó el prelado. "Qué bueno es celebrar la Eucaristía en este lugar, y que el seminario hoy pueda llegar a toda la provincia, gracias a los medios de comunicación que están transmitiendo en vivo", reconoció.
"En primer lugar queremos subrayar todo lo que significa este lugar, es un lugar emblemático y clave para la acción evangelizadora de la iglesia, de nuestra provincia y de la región", señaló, agradeciendo a los sacerdotes, y en especial a monseñor Martorell "por venir a celebrar esta fiesta, y a los muchachos que viven acá y a diario experimentan el llamado a la vocación".
"Hoy estamos aquí porque queremos hacer historia, en una época en la que hay muchas malas noticias, muchas informaciones que están cargadas con las coyunturas de avaricia y de poder. Sabemos que con amor podemos cambiar la historia. Celebrar la experiencia del amor de Dios, como lo están haciendo los jóvenes que están aquí respondiendo a Dios a su llamado", destacó.
"Este es un llamado que Dios nos va a haciendo a cada uno de nosotros. En el Evangelio nos narra cómo fue llamando a los apóstoles y hoy podemos ver como lo sigue haciendo con cada seminarista. Es Dios, que nos pone frente a la gratuidad de su llamado, Dios siempre llama al que Él quiere. Dios llama porque ama; llama y nos da una misión. Ese es el ministerio ligado a los apóstoles, a los sacerdotes", aseguró.
"Queremos agradecer y visibilizar esto que está pasando acá. Es un acontecimiento que tiene muchos frutos, y que los podemos ir viendo. Aquí se va amasando algo muy grande, Dios llama los que Él quiere, es bueno saber y reconocer que los sacerdotes no somos perfectos. Tratamos de cumplir el mandato de Dios, y desde nuestras fragilidades queremos contarlo, lo que nosotros anunciamos no es un amor propio: es el amor de Dios que nosotros experimentamos en nuestro llamado. Queremos ser un puente", anheló.
"Amar con misericordia es la tarea, la Iglesia quiso ponerlo de patrono de los sacerdotes al Cura de Ars, este hombre que en apariencia no hizo grandes cosas y que le fue difícil el ministerio. Dios le señalaba acciones que eran muy profundas, él tomó la antorcha de la oración y de la penitencia", recordó.
"Dios quiere que nos desapeguemos de tantísimas adicciones que tenemos en nuestros tiempos, y el Cura de Ars nos demuestra que no fue imposible, que se podía lograr despegarse de la oferta materialista, que sin lugar a dudas nos agobia. Ser así, seguir las corrientes, correrlo a Dios, nos hace pobres e insatisfechos a los ojos de Dios. Es bueno que sepamos que no nos llena el corazón ni el poder, ni la plata; lo hace Dios si les damos el lugar", animó.
"Queremos pedirle al Santo Cura de Ars que como sacerdotes podamos orientarnos, que nos ayude a los sacerdotes como lo hacen tantas mujeres y varones santos, a vincularnos de manera fundamental sabiendo que el único camino es el amor que nos hace sentir Su presencia. Una vez más queremos decir ¡Qué lindo es estar acá, qué lindo es celebrar y poder hacer un profundo agradecimiento por tantos sacerdotes y seminaristas que responden el llamado!", concluyó.+