La oración es una de las cosas más importantes de un creyente, manifestó el obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Frassia, en unas reflexiones que compartió con su comunidad diocesana, sobre el Evangelio del domingo 17 durante el año, leído en las misas del domingo 28 de julio.
La oración es una de las cosas más importantes de un creyente, manifestó el obispo de Avellaneda-Lanús,
monseñor Rubén Oscar Frassia, en unas reflexiones que compartió con su comunidad diocesana, sobre el Evangelio del domingo 17 durante el año, leído en las misas del domingo 28 de julio.
El texto evangélico narra el episodio en el que los discípulos le piden a Jesús que les diga cómo deben orar, y Jesús les enseña la oración del padrenuestro.
"Se reza -comentó monseñor Frassia- porque uno cree, porque uno confía y la oración primero es una respuesta antes que un pedido. Es una respuesta porque yo confío, y porque confío le pido; porque confío le hablo; porque confío le cuento; porque confío intercedo. La oración primero es respuesta antes que pedido porque la respuesta es confianza. Yo me abro si confío; si yo no confío, no me abro; yo hablo ante alguien si sé que me va a escuchar, si sé que no me va a escuchar no me abro a esa persona".
"Lo que nos pasa en el plano interpersonal -prosiguió reflexionando el obispo de Avellaneda-Lanús- también nos pasa con Dios. Y hay que creer, darse cuenta, pedirle con fe, con fuerza, pedir creyendo. Porque creo, pido".
"Jesús nos enseñó el padrenuestro -una oración exquisita, esencial- en la que uno reconoce que Dios es poderoso en su Reino, que Dios está presente, y cuando uno le pide que perdone nuestras debilidades, también nosotros perdonemos porque hemos sido perdonados. Al final le pedimos una cosa muy concreta: ayúdame para no caer en la tentación, para ser fiel, para seguir viviendo creyendo y creyendo viviendo, para que no me aparte del recto camino".
Monseñor Frassia invita a que pidamos al Señor con fuerza, no le propongamos las cosas nosotros pero sí pidamos con fuerza, presentémosle lo que necesitamos que el Señor sabe cómo tiene que responder. Que su Reino venga a nosotros, que esté presente para que nuestro corazón esté sereno, en paz, con mucha alegría y con mucha fuerza".+