El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió sus reflexiones sobre el Evangelio. Con el título "El Espíritu. Sólo eso", se centró en la imagen de Jesús enseñándoles a sus discípulos a orar.
En una nueva entrega de sus reflexiones semanales sobre el Evangelio, el obispo de San Francisco,
monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, se refirió al pasaje en que uno de los discípulos le dice a Jesús: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos".
"Jesús en la oración. Esa imagen lo encierra todo. Es, en sí misma, Evangelio", consideró el prelado. "Si algo se mantiene en pie en estos tiempos de cambios que todo lo desacomodan, es esa capacidad que Jesús orante tiene de atraer y despertar el deseo de orar en el corazón de las personas, sin importar su condición (mirá, si no, lo que le pasa al ?buen ladrón?). De ahí viene que, hoy muchos sigan repitiendo aquella súplica: ?Señor, enséñanos a orar??", afirmó.
"Y Jesús cumple el deseo hecho plegaria. El Orante enseña a sus discípulos a orar. Les enseña el Padre nuestro. Pone las palabras justas en sus labios. Y, en su corazón, no solo no acalla el deseo que habita en cada hombre, sino que lo hace estallar hasta el infinito: ?Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino??", recordó.
"Lo que más sorprende, al menos en esta página que hoy leemos en la liturgia, es la conclusión. Después de enseñarnos a rezar y a no cansarnos de suplicar (?pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá??), Jesús añade que lo más valioso que el Padre tiene para darnos es el Espíritu Santo. ¿Solo eso? ¿Y qué hacemos con tantas necesidades concretas y reales que tenemos los seres humanos?", planteó.
"Llegados a este punto sólo puedo aconsejarte que te quedes en silencio. Lo mejor es hacerle caso a Jesús y ponerte a suplicar. Pedí entender el alcance de su enseñanza", recomendó.
"El Espíritu del que Jesús habla es ?su? Espíritu. El Padre está dispuesto a darte el mismo Espíritu que habita, mueve y anima a Jesús, su Hijo. El Espíritu que te abre la puerta a la misma vida trinitaria que habita en Jesús. Sólo eso", concluyó.+
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