El arzobispo emérito de La Plata, Mons. Héctor Aguer, en su habitual columna editorial del programa televisivo Claves para un Mundo Mejor, que se emitió el sábado 13 de julio por el canal 9, se refirió a la grieta eclesial, "porque en la Iglesia también hay una grieta", dijo, y "hay que tratar de cerrarla".
El arzobispo emérito de La Plata,
monseñor Héctor Aguer, en su habitual columna editorial del programa televisivo Claves para un Mundo Mejor que se emitió el sábado 13 de julio por el canal 9, se refirió a la grieta eclesial, "porque en la Iglesia también hay una grieta", dijo, y "hay que tratar de cerrarla".
"El sábado pasado ?comenzó diciendo- hablamos sobre la grieta que daña la amistad social en nuestra sociedad argentina y hoy quiero hablarles de la grieta eclesial, porque en la Iglesia también hay una grieta".
El "espíritu del Concilio"
"Podríamos decir que eso se remonta a la conclusión del Concilio Vaticano II pues allí mucha gente comenzó a interpretar el Concilio como le diera la gana. El papa Benedicto XVI dijo que el Concilio debía leerse a la luz de la gran tradición de la Iglesia y el mismo papa Pablo VI, ni bien terminado el Concilio, trató de rebatir eso que llamaban "el espíritu del Concilio" donde muchos teólogos enseñaban herejías, algunos libros que circulaban eran una calamidad. El papa Pablo VI emitió la encíclica Humanae Vitae en 1968 y varias conferencias episcopales se pusieran en contra y así".
"La grieta se fue agrandando porque esos malos libros, esos teólogos heréticos, formaron generaciones de sacerdotes y difundieron el error a pesar del grandioso pontificado de San Juan Pablo II que nos dejó una herencia maravillosa, y del pontificado de Benedicto XVI que es un gran doctor de la Iglesia. Y sin embargo la grieta sigue existiendo".
La grieta en la Iglesia erosiona la caridad
El arzobispo platense emérito prosiguió explicando que la grieta en la Iglesia "se divide entre tradicionalistas o conservadores y progresistas. Yo, por ejemplo, soy calificado de conservador o combativo, conflictivo. Y eso porque digo la verdad, porque les digo la verdad. Un prócer argentino dijo que "la única verdad es la realidad", pues entonces hay que mirar la realidad y la realidad de la Iglesia también. Los errores que se difundieron en los años después del Concilio hicieron mucho daño porque llegaron a los sacerdotes en los barrios y a los fieles y es así como se transforma todo para mal. Es así como las verdades católicas, el modo de vida católico, se va como esfumando".
"¿Qué es lo que se pierde con la grieta de la Iglesia?", se preguntó el prelado y respondió: "Se va perdiendo la caridad y la verdad que van juntas. No puede haber caridad sin verdad, no puede haber verdad sin caridad. Si la verdad se traiciona por medio de los errores teológicos, morales, no puede mantenerse la caridad. Así como la grieta social destruye el bien común y erosiona la amistad social sin la cual no se puede vivir, así la grieta en la Iglesia erosiona la caridad. No se puede vivir de esa manera".
Hay que tratar de cerrar la grieta de la Iglesia
En la parte final de su reflexión televisiva, monseñor Aguer recordó que "la Iglesia es una realidad muy compleja y muy bella pero la verdad y la caridad son sus fundamentos, son su sostén. Si se desprecia la verdad, la gran tradición de la Iglesia a la luz de la cual hay que leer el Concilio, se desprecia la caridad porque, en el fondo, el que no piensa como yo no existe. Todos tenemos que soportar sufrimientos en la vida y hay que hacerlo con la mirada puesta en Dios y con la aceptación humilde de la voluntad del Padre. Sin eso no se sana ninguna grieta porque el orgullo es lo peor que puede haber. Llevarse por delante a la gente y demás. Espero que esto les sirva para reflexionar porque ustedes serán miembros de una parroquia, una asociación religiosa, son católicos y esto importa verdaderamente a los católicos. Hay que tratar de cerrar la grieta de la Iglesia".+