En el marco de las celebraciones por el 9 de Julio, se llevó a cabo un tedeum ecuménico e interreligioso en la catedral San Fernando Rey, de la ciudad de Resistencia, donde se declaró a la provincia del Chaco y a su capital "modelo de diálogo y de convivencia" entre los credos.
En el marco de las celebraciones por el 9 de Julio, se llevó a cabo un tedeum ecuménico e interreligioso en la catedral San Fernando Rey, de la ciudad de Resistencia, donde se declaró a la provincia del Chaco y a su capital "modelo de diálogo y de convivencia" entre los credos.
La actividad fue coordinada por la Comisión Arquidiocesana de Justicia y Paz y la Comisión de Fiestas Patrias de la ciudad.
Participaron el arzobispo de Resistencia,
monseñor Ramón Alfredo Dus; los pastores evangélicos Luis Machi, Daniel Gauna y Darío Rico, y por la comunidad judía el rabino Natam y Mario Mariach.
Finalizado el acto religioso en acción de gracias a la Patria, la Mesa Interreligiosa del Chaco presentó la "Declaración para el Diálogo, la Convivencia Religiosa y la Paz".
El documento suscripto por las autoridades provinciales, ejecutivas, legislativas, judiciales, municipales, religiosas, políticos, gremialistas , empresarios y dirigentes, fue leído al término del tedeum por representantes de los credos presentes y se invitó a la firma de adhesión a toda persona de buena voluntad de la ciudad y la provincia.
Texto de la declaración
Reconocemos que toda persona humana tiene derecho a la libertad religiosa, como una exigencia intrínseca para la realización de su dignidad. Un derecho esencial que implica el cuidado y la tutela de terceros. Sean individuos como grupos sociales, nadie puede coaccionar ni tampoco impedir que cada ser humano actúe conforme a su recta conciencia, con el debido respeto de los derechos de los demás, a la moral y al orden público.
Por su naturaleza social, el ser humano también tiene derecho a manifestarse externamente según su concepción religiosa, interactuar, comunicarse y compartir sus convicciones con los demás, en búsqueda de la paz interior y en el ámbito de sus relaciones de convivencia.
Desde hace más de dos décadas en nuestra sociedad se lleva adelante un fructífero diálogo de convivencia interreligiosa y de manifestaciones a favor de la paz y de valores compartidos. Las distintas confesiones han mostrado su vocación y compromiso en el cuidado de la vida, de -nuestra casa común- la naturaleza que nos rodea, en la defensa de los pobres, del trabajo y de la justicia. Las coincidencias y las verdades que nos unen han consolidado el mutuo respeto y la fraternidad.
Esta actitud pluralista y abierta fue reconocida y aceptada con beneplácito por la comunidad toda y por las autoridades públicas, que paulatinamente fueron incorporando acciones garantes de la libertad de culto, para visibilizar la presencia de lo religioso en el ámbito social. La fe en Dios, "fuente de toda razón y justicia" ha fortalecido nuestra convivencia en paz y la búsqueda del bien de todos.
La presente declaración surge como el compromiso social para fortalecer esta convivencia a través de la generación de instancias de diálogo, el conocimiento mutuo, la defensa de los valores en común y en una preocupación genuina por la defensa de la dignidad de toda persona.
Para que no sea la violencia sino el consenso, el medio de resolución de los conflictos; sin pretender ignorar o disimular las diferencias, se busca aceptarlas, para hacer de ellas mismas un punto de partida de procesos de crecimiento. Construir la paz y el diálogo será siempre un arte que requiere serenidad, creatividad, sensibilidad y destrezas recíprocas.
La convergencia en estos fundamentos nos compromete a reaccionar de manera solidaria ante informaciones falaces, ante los ataques a símbolos religiosos, ante discriminaciones o prejuicios antisemitas, u otras actitudes o conductas que dañen a comunidades religiosas o que hieran la convivencia social.
Con sincero reconocimiento se constata que las instituciones públicas y nuestra sociedad se encuentran ya comprometidas en profundizar programas, proyectos y actividades que promueven la libre convivencia religiosa, signo que resulta una bendición divina para nuestra región.
Los tiempos difíciles por los que atraviesa nuestra patria ameritan compromisos de convivencia fraterna; se necesitan puentes de encuentro que achiquen distancias, para que nuestro pueblo levante su esperanza en un presente y un futuro de mutuo respeto y de fraterna solidaridad.
En este espíritu de libertad ciudadana y democrática, y para fortalecer el Dialogo, la Convivencia Religiosa y la Paz, proclamamos:
Artículo 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de religión y pensamiento. Así como manifestar sus convicciones individuales y colectivas, tanto en público, como en privado. Nadie puede ser objeto de coacción, que menoscabe su libertad de adherir a una religión o a convicciones de su elección. Su ejercicio debe quedar garantizado con el respeto de la moral, al orden público general y a los derechos y libertades de los demás.
Artículo 2. Se garantizará y fomentará el diálogo interreligioso.
Artículo 3. Se promoverá la defensa social y cultural de las personas de diferentes convicciones, para que puedan gozar de sus legítimos derechos.
Artículo 4. Se incorporará al sistema educativo contenidos teóricos y prácticos, que fomenten la convivencia social pacífica y el respeto en el plano religioso.
Artículo 5. Se fomentará en los actos oficiales la expresión de la dimensión religiosa con la participación y oración de la mesa interreligiosa, u otras formas análogas en este sentido.
Artículo 6. Se reconoce la libertad de expresión de las manifestaciones religiosas en apoyo a gestiones del bien común, la solidaridad y la justicia social.
Artículo 7. La Mesa interreligiosa del Chaco, acuerda y se compromete a difundir y promover el contenido del presente documento, trabajando unidos en armonía y en paz, "Construyendo a partir de las coincidencias".+