La diócesis de Posadas celebró en la jornada del jueves 20 de junio una Asamblea Diocesana, que tuvo por lema: "Iglesia ¡brilla con la frescura de los jóvenes!". Más de 300 personas se hicieron presentes, entre laicos, sacerdotes y diáconos. El obispo diocesano, monseñor Juan Rubén Martínez, acompañó la jornada con una reflexión sobre la exhortación apostólica Cristus Vivit.
Más de 300 personas se hicieron presentes, entre laicos, sacerdotes y diáconos en la Asamblea Diocesana 2019 de la diócesis de Posadas que se celebró el jueves 20 de junio con el lema: "Iglesia ¡brilla con la frescura de los Jóvenes!".
La asamblea, que se realiza en la diócesis cada dos años, contó con la participación de cinco representantes de cada parroquia, dos de cada escuela (por nivel educativo) y dos por cada movimiento y área pastoral, además de los sacerdotes y diáconos diocesanos.
La jornada comenzó con una disertación del obispo,
monseñor Juan Rubén Martínez, vinculada a la exhortación apostólica Cristus Vivit, y la Pastoral de Juventud, que luego se trabajó en grupos para responder preguntas y también para realizar de manera conjunta acciones que permitan la continuidad de una pastoral orgánica.
El prelado recordó que "no podemos pensar en una evangelización sin un corazón misericordioso y que llora por los jóvenes que sufren, porque como cristianos y como Iglesia estamos llamados a ser madres, y las madres no pueden ser ajenas al sufrimiento de sus hijos".
Asimismo, llamó "a amar, salir, escuchar, orientar y acompañar para evangelizar al joven, porque el joven necesita de nuestra contención como Iglesia, nos necesita para sobrellevar los problemas que los acongojan". "Evangelizar es salir al encuentro de los más necesitados, aunque eso implique llenarse de problemas, perder la comodidad, dejar cosas de lado, porque debemos ser una Iglesia Misionera y para ello tenemos que revisar nuestras estructuras a la luz de la oración y la relación con Dios, porque si no están conectadas no valen y se vuelve obsoletas y no son misioneras".
Monseñor Martínez resaltó la importancia de escuchar a los jóvenes y sus realidades, "porque en el mundo de hoy, el joven necesita ser escuchado y después de esa escucha ser orientados, para que encuentren su camino, un camino de maduración de su fe y para ello el acompañamiento será fundamental, porque si nos sentimos acompañados no podemos equivocarnos y así reconciliarnos y sobre todo sentirnos parte de un hogar receptivo".
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La Asamblea finalizó con una misa en el salón auditórium del Instituto Montoya, presidida por monseñor Martínez y concelebrada por los sacerdotes y diáconos presentes. La homilía estuvo a cargo del sacerdote asesor del equipo operativo de la asamblea, el presbítero y licenciado Gervasio Silva, quien señaló que la oración es fundamental para la acción pastoral, porque sin oración está acción "es vacía, es inútil".
Además, destacó que es fundamental mantener "una constante relación con Dios a través de la oración y no permitir que nuestra soberbia nos aleje de nuestros hermanos, porque la Iglesia somos todos y todos unidos en Dios". "Necesitamos la relación continua y sostenida con Dios, para sentirnos hermanos en la misión. Una misión que nace de un profundo conocimiento de Dios. Esta relación que nos hace crecer en la virtud del salir, nos transforma en una Iglesia en salida", concluyó.+