El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, destacó los "nuevos brotes de esperanza para la misión urbana" que estén dando en el camino del Sínodo Arquidiocesano y animó a los católicos porteños a "un esfuerzo más" en este último tramo de esta iniciativa pastoral que, explicó, "no busca éxitos humanos ni quiere dar respuestas fáciles a desafíos pastorales muy complejos, sino solo desea escuchar la voluntad de Dios".
El arzobispo de Buenos Aires,
cardenal Mario Aurelio Poli, hizo un balance de los pasos dados en el camino del Sínodo Arquidiocesano, conforme a la "idiosincrasia e identidad" de los porteños, y valoró que se estén dando "nuevos brotes de esperanza para la misión urbana", en particular de niños y jóvenes que "van adquiriendo el saludable lenguaje y estilo sinodal que los hace protagonistas en la vida de la Iglesia".
"Este es el camino que nos hemos propuesto transitar con la ayuda del Espíritu Santo, para que nuestra Iglesia, a punto de cumplir 400 años de vida (1620-2020) ?cargada de historia y de tradiciones?, renueve su juventud y belleza, escuchando a sus hijos, a la vez que se deja cuestionar; y de esa manera será capaz de acoger los sueños de los niños, jóvenes, adultos y ancianos, y aun de aquellos que se alejaron de nuestras comunidades", destacó.
"Así evitará convertirse en un museo, interesante para anticuarios y coleccionistas, pero no para una Iglesia que desea ser misionera y misericordiosa, y prepararse mejor para anunciar la Buena Noticia de Jesús a ?Mi Buenos Aires querido?, como le sigue cantando Carlos Gardel", agregó.
En una carta pastoral, el purpurado porteño ratificó que el objetivo es "llegar lejos con el Sínodo, a los más distanciados, a los que no cuentan, ni nadie mira", al afirmar: "No podemos hacerlo sin recibir ?la fuerza siempre nueva de la Palabra de Dios, de la Eucaristía, de la presencia de Cristo y de la fuerza de su Santo Espíritu cada día?".
El arzobispo expresó su deseo de "agradecer y abrazar a todos los laicos, consagrados y sacerdotes que se echan al hombro la responsabilidad de animar, organizar y ordenar la enorme labor de la escucha y la marcha del Sínodo".
Asimismo, lo hizo con "los teólogos y pastores que están asumiendo la delicada tarea de leer, estudiar y enriquecer con su ciencia y experiencia, cuidando de que no se pierda la inestimable riqueza del aporte de todos los consultados: sus deseos, comentarios, ideas, críticas y visión de la Iglesia".
El cardenal Poli les pidió a todos los miembros del Santo Pueblo de Dios "un esfuerzo más en este último tramo del Sínodo, que no busca éxitos humanos ni quiere dar respuestas fáciles a desafíos pastorales muy complejos, sino solo desea escuchar la voluntad de Dios, la que muchas veces sabe decirnos cosas sabias por boca de su pueblo y por sus manifestaciones religiosas en un auténtico catolicismo popular".
"No obstante, a pesar de nuestras limitaciones y carencias ?sin experiencia en la celebración de un Sínodo?, pero gracias al arduo trabajo realizado por muchos de ustedes, ya se nos adelantan algunos frutos de la escucha", indicó.
El purpurado recordó que "para seguir caminando con alegría, viene en nuestra ayuda el ?Espíritu de amor que nos impulsa, para hacer de nuestro Sínodo un espacio de comunión y renovación?".
"Vamos adelante confiando en el tesoro inagotable del Evangelio, capaz de iluminar toda realidad humana y de dar un nuevo sentido a la vida del que lo recibe de corazón. Pongamos nuestra confianza en el Dios de la Vida, en ?aquel que tiene sumo poder para hacer muchísimo más de lo que pedimos o pensamos. Madre del Buen Ayre, no nos desampares. San Martín de Tours, ruega por nosotros", invocó.+
«Texto de la carta»