En su reflexión dominical para el sexto domingo de Pascua, monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata, hizo referencia a tres palabras en conexión con el Evangelio: "intimidad", "memoria" y "paz". Así reflejó estos versículos del discurso de despedida de Jesús, en los que aparecen temas profundos sobre nuestro caminar como discípulos misioneros del Señor.
En su reflexión dominical para el sexto domingo de Pascua,
monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata, hizo referencia a tres palabras en conexión con el Evangelio: "intimidad", "memoria" y "paz". Así reflejó estos versículos del discurso de despedida de Jesús, en los que aparecen temas profundos sobre nuestro caminar como discípulos misioneros del Señor.
Intimidad, amor y discipulado
En el primer punto, el prelado marplatense destacó la "centralidad del amor" que Jesús vuelve a tomar en esta parte de su relato de despedida, "pero ahora referido fundamentalmente a Dios". "El verdadero discípulo ama a Jesús y amándolo será fiel a la Palabra de Dios y el mismo Dios, Padre e Hijo, habitarán en su corazón, en su vida, en su intimidad", explicó. En este sentido, aclaró que el amor "se capta como realidad central de la vida del discípulo en su relación de intimidad con Dios", intimidad que es "presencia de Dios en lo más profundo de su ser" y que lo capacita en el "compromiso con el hermano" y con su historia.
El Paráclito memoria viva de la Iglesia
Enseguida, monseñor Mestre se refirió al Espíritu Santo, cuando Jesús señala su venida y "nos pone en saludable tensión a la hermosa fiesta que celebraremos dentro de dos semanas: Pentecostés". Luego definió la palabra "paráclito", proveniente del griego, que significa "el que ha sido llamado para estar al lado, el que consuela, el que defiende, el que protege, el que cuida". Y se refirió a los dos verbos que acompañan "enseñar y recordar", porque "cuando venga nos enseñará y recordará todo lo que Jesús hizo y dijo".
Les doy mi paz
Por último, el obispo de Mar del Plata apuntó a la paz de Jesús, diferente de la paz del mundo. "La falsa paz, la paz superficial, la paz construida con cimientos endebles, a la paz que solo tiene en cuenta un bienestar momentáneo y pasajero", esa es la paz del mundo, explicó. Para entender la verdadera paz, citó a San Agustín y a San Juan Pablo II: "La paz es el estado de ánimo profundo que nace de la unificación sobrenatural de todas las tendencias humanas hacia el único ideal que es Dios. No es en primer lugar fruto del esfuerzo humano, sino don del mismo Dios. Por su mismo efecto unificador, la paz impregna todos los ámbitos y niveles de la vida del ser humano. En definitiva, lo central es poder descubrir que Dios es nuestra paz".+