El arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani SDB, presidió el tedeum por un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo en la catedral Nuestra Señora de las Mercedes, donde recordó el primer tedeum, en 1810, destacó el don de la vida e invitó a la comunidad arquidiocesana a "proyectar juntos en común unión una Argentina que tenga en cuenta a todos".
El arzobispo de Mercedes-Luján,
monseñor Agustín Radrizzani SDB, presidió el tedeum por un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo en la catedral Nuestra Señora de las Mercedes.
Allí se dirigió a las autoridades presentes para desearles un feliz día de la Patria, al intendente municipal doctor Juan Ignacio Ustárroz, a la presidenta del Concejo Deliberante, a los diputados y Concejales, a las autoridades civiles y de las Fuerzas de Seguridad, y a los fieles en general, que asistieron a la celebración.
El prelado hizo referencia a las memorias del prócer Juan Manuel Beruti, cuando recordó el primer tedeum, luego de la instalación de la junta de mayo: "Desde entonces, la celebración del tedeum en las distintas iglesias del país fue la forma que, juntos, gobierno y pueblo, tuvieron para recordar a los hombres que llevaron adelante la gesta de mayo de 1810", indicó monseñor Radrizzani.
A continuación se refirió a las razones para "dar gracias": "por el don de la vida, por los valores de solidaridad y por el compromiso hacia el esfuerzo y el trabajo que adornan a la gran mayoría de los ciudadanos de esta bendita Nación, quienes directa o indirectamente, con recta intención, buscan el bien común".
Pero indicó cuánto hace falta "reflexionar sobre el presente" y "proyectar juntos en común unión una Argentina que tenga en cuenta a todos, prestando especial atención a los niños nacidos y por nacer, a sus madres, a los adultos mayores y los desamparados", manifestó.
En seguida mencionó que "la vida es un don", y es importante que todos, creyentes o no, puedan "reconocer la verdad, el bien y la belleza que significa el don de la vida humana". En este sentido, convocó "a trabajar para el reconocimiento pleno de la dignidad e igualdad de la mujer y el varón, y para que se implementen acciones tendientes a encarar las causas de la violencia hacia la mujer generando nuevas pautas de conductas basadas en el respeto mutuo".
"Estamos viviendo momentos difíciles en nuestra Patria. Todos hablamos de brecha, de clima de desánimo generalizado y de tristeza (?) debemos detenernos y hacer visible y práctica la noble función de la política. Conocernos unos a otros, mirarnos y reconocer que nos necesitamos", subrayó.
Antes de concluir, monseñor Radrizzani citó las "bienaventuranzas del político", del cardenal vietnamita Francisco Van Thaun:
- Dichoso el político que conoce y tiene conciencia de la importancia de su trabajo
- Dichoso el político que, con su actuación, sabe honrar su título de "honorable"
- Dichoso el político que trabaja por el bien común y no en provecho propio
- Dichoso el político que es fiel y coherente para cumplir sus promesas electorales
- Dichoso el político que, por encima de todo, no le tema a la verdad
- Dichoso el político que se esfuerza para realizar y defender la unidad de todos los ciudadanos
- Dichoso el político que sabe escuchar al pueblo, antes, durante y después de ser elegido
- Dichoso el político que no le teme a los medios de comunicación, porque en el momento del juicio deberá responder solamente ante Dios.+