Con el título "Dios habita en nosotros", el obispo de San Nicolás de los Arroyos, monseñor Hugo Norberto Santiago, compartió sus reflexiones sobre el Evangelio del sexto domingo del tiempo pascual. Recordó que nuestra vida es una misión; que venimos de Él, que estamos llamados a hacer nuestro aporte en la historia.
El obispo de San Nicolás de los Arroyos,
monseñor Hugo Norberto Santiago, compartió sus reflexiones sobre el Evangelio del sexto domingo de Pascua. En esta oportunidad, y con el título "Dios habita en nosotros", recordó que "en todo hombre hay un lugar religioso que lo ocupa Dios o no lo ocupa nadie".
"Eso se percibe como soledad y como la necesidad de estar en la posesión de un bien grande que no pase", señaló. "La psicología de la propaganda ha captado esta realidad humana y por eso nos presenta a un producto de consumo ? un auto, un celular, una lancha -, como un bien grande que no pasa. Una vez que lo adquirimos y pasa el tiempo, vamos constatando que pierde brillo y pasa, pero aparece otro bien de consumo con la misma promesa y volvemos a comprar", advirtió.
"Así surge la carrera del consumo detrás de un espejismo, de una promesa falsa de felicidad, detrás de bienes limitados que no logran llenar nuestro corazón. En realidad hay un solo bien grande que no pasa: Dios. Por eso decía san Agustín: ?Nos hiciste Señor para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti?", recordó.
Retomando el Evangelio, el prelado señaló: "Dice Jesús: ?El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él?. Desde que recibimos el sacramento del bautismo y la confirmación, los cristianos sabemos que Dios habita en nosotros; por eso es posible el diálogo y la amistad con Él", aseguró.
"Una vez que saboreamos esa amistad, ese encuentro con Dios presente en nuestro más profundo centro, todo lo demás pierde consistencia; surge espontáneamente en nuestro corazón una escala de valores: primero Dios, luego las personas y finalmente las cosas", explicó.
"Disfrutamos de la vida que Dios nos regala, de las cosas, de los proyectos humanos, siempre que sean para la construcción de un mundo mejor; pero ya no se nos escapa que lo más consistente que tenemos es nuestra amistad con Dios, con Cristo; por eso tratamos de ser fieles a su palabra, por eso intentamos amarlo con todo nuestro corazón, porque lo descubrimos como lo más valioso", detalló.
"Descubrimos que Él nos ha tejido en las entrañas de nuestra madre; que Él nos ha amado primero, diciéndonos: "quiero que existas"; nos ha dado una misión y unos años en esta vida para cumplirla; es más, descubrimos que nuestra vida es una misión; que venimos de Él, que estamos llamados a hacer nuestro aporte en la historia, durante los treinta, cuarenta, sesenta u ochenta años de vida que nos regale, y que estamos destinados a volver a Él, a verlo cara a cara, en una vida donde ya no habrá partidas, donde Él enjugará toda lágrima, donde será el encuentro perfecto y feliz", sostuvo.
Finalmente, monseñor Santiago consideró que "vale la pena estar atentos: no estás hecho para un celular, aunque lo tengas; no encontrarás la plenitud en tener mucho dinero, en todo caso sentirás alegría si le das un valor social, creas una fuente de trabajo; no serás feliz por tener mucho poder, aunque sentirás alegría si lo usas como un servicio; la alegría mayor será poder ser amigo de Dios que habita en lo más profundo de tu corazón y ser fiel a su palabra, ya que Cristo es camino, verdad y vida", concluyó.+