Al comentar el Evangelio del domingo quinto de Pascua, donde Jesús les da a sus apóstoles el mandamiento nuevo de amarse los unos a los otros", el obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Frassia, expresó: "La tristeza más grande es haber perdido la capacidad del amor".
Al comentar el Evangelio del domingo quinto de Pascua, donde Jesús les da a sus apóstoles el mandamiento nuevo de amarse los unos a los otros", el obispo de Avellaneda-Lanús,
monseñor Rubén Oscar Frassia, expresó: "La tristeza más grande es haber perdido la capacidad del amor".
"Es importante -señaló el prelado- estar atentos a la Palabra de Dios, escucharla, leerla, meditarla, nutrirse de ella, alimentarse de ella. La Palabra es vida y es luz, nos enseña y se convierte, en nosotros, en oración.
"Esa oración que significa agradecimiento y gozo por la presencia de Dios. Esa oración que significa comunión: comunión con Él, comunión con uno mismo, comunión con todos nuestros hermanos, comunión con la misma naturaleza, comunión con los acontecimientos de la vida. Y descubrir, a través de la Palabra y la oración, que el amor es el centro propulsor de la historia; un mandamiento nuevo", reflexionó.
"La palabra amor -prosiguió- está tan gastada, tan manipulada, tan estereotipada, que da pena porque eso indica poca profundidad, eso indica ignorancia. La falta de ese amor significa también insensatez. Es importante darnos cuenta de que nuestra existencia tiene sentido y plenitud en la medida que el amor de Dios -en el amor a los hermanos- está presente, porque el amor es respeto, el amor tiene verdad, el amor tiene cuidado, el amor tiene compromiso, el amor tiene servicio, y al amor se juega serio".
"La tristeza más grande -decía León Bloy- es no ser santos"; y uno podría incorporar: "la tristeza más grande es haber perdido la capacidad del amor", concluyó monseñor Frassia.+