El arzobispo emérito de La Plata, monseñor Héctor Aguer, en su columna del programa Claves para un Mundo Mejor, emitido el sábado 18 de mayo por canal 9 de TV, compartió unas reflexiones sobre la coincidencia entre la idea de Platón y del Concilio Vaticano II acerca del valor de la educación de la música sagrada.
El arzobispo emérito de La Plata,
monseñor Héctor Aguer, en su columna del programa Claves para un Mundo Mejor, emitido el sábado 18 de mayo por canal 9 de TV, compartió unas reflexiones sobre la coincidencia entre la idea de Platón y del Concilio Vaticano II acerca del valor de la educación de la música sagrada.
El prelado comenzó diciendo que "entre las obras de Platón, el gran filósofo ateniense, descuella una que es muy conocida y se titula La República, ´Politeia´ en griego. Allí Platón presenta las líneas de lo que sería el Estado ideal y, por tanto, hace muchas críticas a la situación de la época. El filósofo confiesa que tenía una vocación política pero que nunca la quiso realizar a causa de la corrupción que veía en ese mundo. Como se puede ver, no han cambiado demasiado las cosas desde la época de Platón".
"En La República -prosiguió monseñor Aguer-, me llamó la atención un aspecto del sistema educativo que Platón piensa para ese Estado ideal y es el valor que le otorga a la educación de la música. A uno de los personajes del diálogo le hace decir que la educación del hombre comienza por la música y hace una especie de revisión de los poemas griegos que se cantaban en esa época como La Ilíada o La Odisea, critica a Homero y a Esquilo y otras tragedias porque quiere expurgar de allí lo que define como indigno de los dioses o que susciten pasiones deshonestas en los hombres. Por eso hace una especie de crítica o de censura, hoy diríamos de censura previa o censura posterior, que es muy interesante, mostrando en qué sentido la música puede ser educativa y puede llenar de belleza el alma del hombre. El ideal para Platón es la belleza y la bondad que para él son inseparables".
Tras esta reflexión sobre Platón, monseñor Aguer manifestó que encuentra "grandes analogías entre lo que pensaba Platón y lo que aparece en el Concilio Vaticano II. En la Constitución Conciliar sobre la Sagrada Liturgia, el capítulo 6 está dedicado a la música sagrada y es algo que se ha olvidado completamente o no ha sido leído o tenido en cuenta. Allí el Concilio, retomando toda la gran tradición del canto cristiano, muestra cómo puede actualizarse hoy esa tradición. Es sabido que el canto cristiano tiene una historia preciosa que se va configurando poco a poco a partir del canto judío primero, y luego va evolucionando hasta llegar a esas metas de oro, por lo menos en el rito latino, con el canto gregoriano y los coros polifónicos. Grandes compositores como Mozart, Haydn, Liszt, Beethoven, escribieron música para la iglesia porque la Iglesia era un mecenas de las artes y ponía lo mejor en las liturgias".
"El Concilio Vaticano II -señaló el arzobispo emérito- habla muchísimo de la música sagrada, subrayo sagrada, y pone las condiciones para que esa música sea ejecutada dignamente en las liturgias. Dice que en los seminarios debe haber estudios de música y que los seminaristas deben estudiar música; que deben constituirse scholas de canto gregoriano y coros polifónicos porque todo eso luego va a alimentar el modo de cantar del pueblo de Dios en las distintas parroquias. La idea del Concilio es esta: los sacerdotes deben estar bien formados musicalmente para que luego la celebración en la parroquia sea digna desde este punto de vista musical".
Monseñor Aguer recordó la época de su niñez "cuando en la misa, que era en latín, se cantaban siempre los mismos cantos, cantos dignos, con melodías adecuadas al momento que se estaba viviendo, las letras eran piadosas. Hoy no es así y tengo la impresión de que al Concilio Vaticano II, en este punto por lo menos, no le han llevado el apunte pues hoy se hace al revés y en los seminarios se aprende lo que se hace en las parroquias".
"Y volviendo a Platón -añadió el prelado- yo criticaría también el orden secular pues cuando se hace un festival se trae rock, cumbia, reggaetón y estas nuevas cosas, pero ni siquiera se propone folclore o tango. Allí se pone lo peor. Lo mismo pasa en la liturgia de la Iglesia, donde comprobamos, como diría Platón, que la música no es digna de Dios. Se buscan esos cantos sincopados donde se pueda aplaudir, saltar, gritar, cuando el canto cristiano ha sido siempre libre. Creo que Platón diría: ¡Qué horror, cómo se les ocurre eso a estos tipos!".
"Yo quiero resaltar esto porque es una cosa curiosa: a nosotros, que estamos viviendo la herencia de ese concilio, tanto Platón en la Antigua Grecia como el Concilio Vaticano II nos piden tener en cuenta la importancia de dar a Dios un culto en el que sobresalga la belleza. Para Dios lo mejor y no lo peor, no la banalidad. Pero hay gente que se horroriza de la solemnidad y busca lo más banal. Y no es lo mismo".
Monseñor Aguer concluyó su reflexión ante los televidentes aseverando que "el problema que está detrás es que no se distingue lo secular de lo sagrado y hasta hay algunos que piensan que no existe lo sagrado. Sin embargo el Concilio todo el tiempo habla de la sagrada liturgia, de los sagrados sacramentos y de la música y el canto sagrado. Yo les digo esto a ustedes y seguramente mañana en la parroquia van a escuchar cualquier cosa. Lo siento mucho, no es culpa mía. Yo traté de hacer algo distinto pero no funcionó y, en cierto modo, me siento un poco frustrado. Hasta el sábado próximo".+