"Un oído en el Evangelio y el otro en el corazón del pueblo", pidió el Papa a los católicos búlgaros
- 6 de mayo, 2019
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Rakovski (Bulgaria)
Después de celebrar la Eucaristía en la que dio la primera comunión a más de 200 niños búlgaros, el papa Francisco mantuvo un encuentro con la comunidad católica de Bulgaria en la iglesia de San Miguel Arcángel de Rakovsky. "No se cansen de ser una Iglesia que siga engendrando a los hijos que esta tierra necesita hoy, teniendo un oído en el Evangelio y el otro en el corazón de su pueblo", les dijo el Papa.
Después de celebrar la Eucaristía en la que dio la primera comunión a más de 200 niños búlgaros, el papa Francisco mantuvo un encuentro con la comunidad católica de Bulgaria en la Iglesia de San Miguel Arcángel de Rakovsky.
A su llegada, el Santo Padre fue recibido por dos niñas vestidas con trajes tradicionales que le regalaron un pan típico. Después, junto con el párroco y el vicepárroco, el pontífice entró con ellos a la iglesia en donde estaban un cuadro y las reliquias de San Juan XXIII, delante a las cuales el Papa dejó un ramo de flores de color blanco y amarillo, besó el relicario y rezó en silencio.
En primer lugar, el Papa agradeció los testimonios de una religiosa, un sacerdote y una familia y dijo que lo ayudaron "a comprender, un poco maes, porquee esta tierra fue tan querida y significativa para Juan XXIII".
Durante su discurso, el Santo Padre recordó que "ver con los ojos de la fe es no ir por la vida poniendo etiquetas, clasificando quee persona es digna o no de amor, sino tratar de crear las condiciones para que toda persona pueda sentirse amada, especialmente las que se sienten olvidadas de Dios porque son olvidadas de sus hermanos", destacó el Papa.
"No se cansen de ser una Iglesia que siga engendrando a los hijos que esta tierra necesita hoy, teniendo un oído en el Evangelio y el otro en el corazón de su pueblo", les dijo el Papa.
Los hombres y mujeres de Dios, precisó el Santo Padre, son los que se animan a dar el primer paso y buscan creativamente ponerse en la primera línea, testimoniando que el amor no está muerto, sino que ha vencido todos los obstáculos.
En este sentido, el papa Francisco dijo que "para tener la mirada de Dios, necesitamos de los demás, necesitamos que nos enseñen a mirar y a sentir cómo mira y siente Jesús; que nuestro corazón pueda palpitar con sus mismos sentimientos. Y citando los testimonios que se presentaron en la celebración, el pontífice señaló que la parroquia fue siempre su segunda casa.
"Así, la parroquia se transforma en una casa en medio de todas las casas y es capaz de hacer presente al Señor allí donde cada familia, cada persona busca cotidianamente ganarse el pan. Allí, en el cruce de los caminos, está el Señor, que no quiso salvarnos por decreto, sino que entró y quiere entrar en lo más recóndito de nuestros hogares y decirnos, como dijo a sus discípulos: ¡La paz esté con ustedes!".
"Una comunidad viva ?añadió- que sostiene, acompaña, complementa y enriquece. Nunca separados, sino juntos, cada uno aprende a ser signo y bendición de Dios para los demás. El sacerdote sin su pueblo pierde identidad y el pueblo sin sus pastores puede fragmentarse. La unidad del pastor que sostiene y lucha por su pueblo, y el pueblo que sostiene y lucha por su pastor. Cada uno dedica su vida a los demás. Nadie puede vivir para sí, vivimos para los demás. Así aprendemos a ser una Iglesia-hogar-comunidad que acoge, escucha, acompaña, se preocupa de los demás revelando su verdadero rostro, que es rostro de madre".
A continuación, recordando la figura de los hermanos Cirilo y Metodio, dos grandes testigos que fueron capaces de testimoniar con su vida el amor del Señor en estas tierras, el pontífice los invitó a "ser una casa de puertas abiertas, siguiendo las huellas de Cirilo y Metodio, y esto implica también hoy animarse a ser audaces y creativos para preguntarse cómo se puede traducir de manera concreta a las generaciones más jóvenes el amor que Dios nos tiene. Sabemos y experimentamos que los jóvenes, en las estructuras habituales, muchas veces no encuentran respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas".
Para construir una casa de puertas abiertas dijo el Papa tenemos que tener una mayor imaginación en nuestras acciones pastorales para buscar la manera de llegar al corazón de la gente, pero tenemos que estar atentos, a una tentación que enfrentan las nuevas generaciones y es la falta de raíces que los sostenga y esto los lleva al desarraigo y a una gran soledad.
Antes de concluir su discurso, Francisco los alentó a no tener miedo a asumir nuevos desafíos, siempre que busquemos por todos los medios que nuestro pueblo no sea privado de la luz y el consuelo que nace de la amistad con Jesucristo, de una comunidad de fe que lo contenga y de un horizonte siempre desafiante y renovador que le dé sentido y vida.
"No nos olvidemos que las páginas más hermosas de la Iglesia ?concluyó? fueron escritas cuando el Pueblo de Dios se ponía en camino creativamente, para buscar traducir el amor de Dios en cada momento de la historia, con los desafíos que se iban encontrando. Es lindo saber que cuentan con una gran historia vivida, pero es más hermoso saber que a ustedes se les confió escribir lo que vendrá". +