"La Argentina necesita curar sus heridas. Una de las medicinas que ofrece curación de raíz es precisamente el perdón a imagen de Jesús, de Wenceslao (Pedernera), de Enrique (Angelelli) y tantos otros", consideró el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, en una reflexión sobre los Mártires Riojanos recientemente beatificados.
El obispo de San Francisco,
monseñor Sergio Buenanueva, reflexionó sobre la reciente beatificación de los Mártires Riojanos y se dirigió especialmente a los católicos con una sensibilidad más "tradicional" o "conservadora" en algunos aspectos o dimensiones de la fe.
El prelado recordó que "tanto la beatificación como la canonización son actos litúrgicos, pues la Iglesia, a través del acto apostólico del Papa y en comunión, rinde culto a la Trinidad, inscribiendo el nombre de los bautizados en el catálogo de los bienaventurados".
"Un acto de culto, de adoración y de alabanza que reconoce lo que el Dios amor ha hecho en la vida y en la historia, a través de la vida y la historia de unos hermanos. En este caso, de Wenceslao (que se llevó los mayores aplausos), Enrique, Carlos y Gabriel", puntualizó.
"La carta apostólica que se proclama en la beatificación es una palabra fuerte de la Iglesia en la voz de su Pastor Universal, no del ?Papa Bergoglio? como sujeto privado. Un buen católico sabe que no se puede sencillamente desoír esta palabra, para escuchar otras, tan respetables como subjetivas", destacó.
Monseñor Buenanueva se expresó también impresionado por las palabras de la esposa de Wenceslao Pedernera, Martha Ramona Cornejo, quien fue testigo presencial de la brutalidad del asesinato de su marido, junto con sus por entonces pequeñas hijas.
"Refiriéndose a los asesinos de Wenceslao, Coca dice de forma sencilla, directa y muy ?a lo Angelelli?: ?Los he perdonado. Sé quiénes son. Los he perdonado?. Hace referencia también a las últimas palabras de su marido agonizante: ?Sepan perdonar? No odien?", subrayó.
Tras indicar que leyó la homilía que monseñor Enrique Angelelli pronunció en la misa de exequias del padre Carlos de Dios Murias OFMConv y del presbítero Gabriel Longueville, destacó que termina con palabras de perdón.
"Apela a la conciencia humana y cristiana de quienes mataron a los dos sacerdotes. No deja de señalar con fuerza la gravedad y malicia de esa muestra inaudita de violencia. Pero tampoco deja de invitar a todos al gesto cristiano fuerte del perdón", añade.
"¿Tengo que aclarar que, cuando un cristiano habla de perdón en este contexto, no está diciendo que no haya que esclarecer los hechos, sancionar justamente a los culpables y resarcir, en la medida de lo posible, tanto daño causado?", preguntó.
Y el obispo respondió: "Si es necesario, lo aclaro una vez más: especialmente cuando se trata de delitos aberrantes de lesa humanidad y de terrorismo de estado (el más objetivamente malo), la acción de la justicia es imprescindible en el sentido expuesto: verdad, memoria y justicia. Nada que objetar".
Monseñor Buenanueva advirtió que "la Argentina tiene un cuerpo herido. Por las heridas de entonces, y las de ahora. Esta beatificación es para mí -no puedo dejar de decirlo- un rayo de luz que nos dice por dónde caminar. Y es un mensaje del Evangelio, del mismo Dios que ama la vida y resucita de la muerte".
"Argentina, y nuestra misma Iglesia, necesitan gestos evangélicos de perdón, nacidos de corazones pacificados y que hagan circular por el cuerpo entumecido de la Patria el vigor sanante de ese Perdón que viene, no de la decisión heroica o interesada de nadie, sino del mismo corazón de Dios, manifestado en Jesús Crucificado", aseguró.
El prelado explicó que "gestos así no se pueden imponer por decreto ni por cartas pastorales. Nacen de corazones humanos que, tal vez al cabo de una larga y dolorosa lucha y por caminos que solo Dios conoce, se abren a la gracia siempre vivificante del Espíritu".
"Argentina vive, cada día, de gestos de este calibre espiritual. Si no fuera así, hace rato que hubiéramos estallado en mil pedazos. Solo que, en ocasiones, hay que expresarlo sin timidez y confiar esa palabra también a la potencia del Espíritu que obra en los corazones. Menos revanchismo, más fraternidad", sostuvo.
"La Argentina necesita curar sus heridas. Una de las medicinas que ofrece curación de raíz es precisamente el perdón a imagen de Jesús, de Wenceslao, de Enrique y tantos otros", concluyó.+