El arzobispo emérito de La Plata, Mons. Héctor Aguer, en el programa Claves para un Mundo Mejor, emitido por el Canal 9 el sábado 20 de abril, explicó el sentido de los días de la Semana Santa y aseguró que "la Pascua es la fiesta de la gran alegría de la Iglesia y del cristiano. La Pascua es la que ilumina toda nuestra vida, todo nuestro año".
El arzobispo emérito de La Plata,
monseñor Héctor Aguer, en el programa Claves para un Mundo Mejor emitido por el Canal 9 el sábado 20 de abril, explicó el sentido de los días de la Semana Santa y aseguró que "la Pascua es la fiesta de la gran alegría de la Iglesia y del cristiano. La Pascua es la que ilumina toda nuestra vida, todo nuestro año. La Pascua es la que se celebra en cada misa porque en cada misa se hace presente el sacrificio pascual de Cristo, su muerte y su resurrección".
Explicó que "cuando lo adoramos bajo las especies del pan y el vino estamos adorando al Resucitado. Cuando comulgamos el pan y el vino cambiados en el Cuerpo y la Sangre de Jesús estamos alimentando este pobre cuerpo nuestro para el día de la resurrección" y culminó deseando a los televidentes "¡Feliz Pascua para todos!".
Recordó que "la Iglesia Católica celebra la Pascua en un triduo que se llama Triduo Pascual que comienza el jueves a la tarde en la misa de la Cena del Señor" y que "la primera jornada de ese Triduo es el Viernes Santo, el día tremendo del sufrimiento y la muerte del Señor. Ese día la Iglesia no se celebra la santa misa sino que hay una acción litúrgica vespertina en la que se venera la Cruz y toda la mirada del cristiano el Viernes Santo va a parar a la Cruz porque en la Cruz es donde el Señor realizó la salvación".
Sobre el Sábado Santo indicó que "es un día de silencio absoluto. No pasa nada el Sábado Santo, no hay ninguna celebración litúrgica, porque es el día en que Dios estuvo muerto. ¡Dios estuvo muerto! ¿Se dan cuenta qué significa eso? Dios estuvo muerto en su humanidad porque la divinidad no puede morir. La persona que muere es la persona eterna del Hijo de Dios hecho hombre. Jesús muere en la Cruz, en el desamparo de la Cruz y el sábado es sepultado".
Luego se detuvo en la fiesta de la Pascua recordando que al "amanecer del domingo van María Magdalena y otras mujeres piadosas con especias para ungir el cuerpo de Jesús, como se solía hacer, porque no habían podido hacerlo antes y encuentran el sepulcro vacío. A Magdalena le parece ver a Jesús allí y se abraza a los pies de Jesús vivo y el Señor le dice: "María no me toques, no te aferres porque todavía no he subido al Padre que es mi Dios y el Dios de ustedes". Después suceden las apariciones de Jesús en el Cenáculo a los Apóstoles, varias veces".
Monseñor Aguer se detuvo luego en el episodio de "Tomás, el Apóstol incrédulo, que no estaba en el Cenáculo cuando se apareció Jesús Resucitado" pero al verlo días más tarde "Tomas cae de rodillas y dice. "Señor mío y Dios mío". Esas son las palabras que tantas veces repetimos en el momento de la consagración cuando Jesús Resucitado aparece bajo las formas del pan y del vino".
"Por eso el Domingo de Pascua es el gran día de la alegría de la Iglesia, de la gran misa donde se vuelve a cantar el Gloria que se había silenciado en la Cuaresma y todos nos ponemos contentos porque estamos seguros de que Jesús Resucitó. Esta es la verdad central de nuestra fe, si nosotros no creemos que Jesús resucitó estamos fritos, no somos nada porque además la resurrección de Jesús va unida a la nuestra. Jesús nos ha prometido que vamos a resucitar como Él".
"Jesús Resucitado no es un fantasma que se aparece, tampoco es una visión mística que tienen los discípulos sino que es Jesús en su realidad corporal transfigurada el que allí se hace presente. Jesús ha pasado a otra dimensión, su cuerpo ha pasado a otra dimensión y sigue siendo su cuerpo pero es distinto y así será con nosotros. ¿Dónde irán a parar estos pobres cuerpos nuestros? Posiblemente a un cinerario, sobre todo ahora que existe la mala costumbre de no sepultar a los muertos y quemarlos enseguida. Pero, sea como fuere, polvo eres y en polvo te convertirás. Volveremos a ser polvo y de eso Jesús sacará nuestros cuerpos gloriosos resucitados y con Él seremos felices para toda la eternidad", culminó el prelado.+