Tras la lectura del Evangelio de la mujer adúltera, el obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Frassia, exclamó: "¡Este Evangelio nos deja atónitos. Es tan claro, tan concreto y tan profundo! Porque el Señor quiere que el pecador se convierta y viva, no quiere su muerte; el Señor le da el perdón, y si el Señor nos perdona, ¿por qué no perdonamos nosotros?
Tras la lectura del Evangelio de la mujer adúltera, el obispo de Avellaneda-Lanús,
monseñor Rubén Oscar Frassia, exclamó en el programa radial "Compartiendo el Evangelio": "¡Este Evangelio nos deja atónitos. Es tan claro, tan concreto y tan profundo! Porque ciertamente el Señor quiere que el pecador se convierta y viva, no quiere su muerte; el Señor le da el perdón, ese perdón que también es una responsabilidad. Jesús no condena, pero esto no significa una indiferencia moral o, dicho de otra manera, ¿es lo mismo cualquier cosa? ¡No!, no es lo mismo cualquier cosa. Está el reconocimiento del pecado, está la voluntad de amor, está la conversión permanente, la decisión de comprometerse no con el pasado sino con el presente y el futuro o, diríamos, comprometernos con el futuro obrando bien en el presente".
"En este desierto de la humana desesperación, Dios es capaz de hacer surgir la esperanza. Las realidades viejas y mortificantes que existen en nosotros, son fruto del pecado; pero la obra de Dios es hacer nuevo todo lo viejo, desatar las ataduras de la esclavitud, de la vida y de todo lo que parezca muerto. Es importante ver cómo Jesús nos trae de nuevo la esperanza aceptando el error, aceptando el pecado, reconociéndolo, pero pudiendo salir de él. Eso es la misericordia de Dios".
Monseñor Frassia concluyó su reflexión expresando el deseo de que "este Evangelio nos dé la seguridad de que el Señor vino no a los justos sino a los pecadores; que no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y viva; que Dios quiere misericordia y no sacrificios. Si Dios nos perdona ¿por qué no perdonamos a los demás?+