Con gran expectativa Marruecos espera la visita de Francisco
- 29 de marzo, 2019
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Rabat (Marruecos)
"Incluso entre los musulmanes hay una gran expectativa por la visita del Papa. Espero que su presencia sea un impulso para esta pequeña comunidad cristiana", expresó el obispo de Rabat, monseñor Cristóbal López Romero, en vísperas de la llegada del papa Francisco a Marruecos, 34 años después de san Juan Pablo II.
"Incluso entre los musulmanes hay una gran expectativa por la visita del Papa. Espero que su presencia sea un impulso para esta pequeña comunidad cristiana", expresó el obispo de Rabat, monseñor Cristóbal López Romero, en vísperas de la llegada del papa Francisco a Marruecos, 34 años después de san Juan Pablo II.
El Santo Padre estará en Marruecos los días 30 y 31 de marzo. Se trata del viaje internacional número 28 del pontífice y estará centrado en dos ejes básicos: mejorar las relaciones entre cristianismo e islam y fijar la atención internacional sobre los derechos humanos de los emigrantes que atraviesan Marruecos en su intento de llegar a Europa.
Son precisamente emigrantes quienes en los últimos años constituyen la mayor parte de la Iglesia católica en Marruecos, formada por unas 30.000 personas de más de cien nacionalidades.
El rey Mohammed VI recibirá el sábado al Papa en el aeropuerto de Rabat y pasarán juntos gran parte de la jornada. Además de mantener un encuentro privado y saludar a la familia del monarca, se desplazarán hasta la mezquita de Hasán para asistir a un encuentro junto al pueblo de Marruecos, autoridades, sociedad civil y cuerpo diplomático.
El rey Mohammed VI es el anfitrión del viaje y acompañará al pontífice en alguno de los actos centrales. No olvidemos que uno de sus títulos también lo convierte en el líder religioso de su pueblo: emir "al muminín", comendador de los creyentes. Junto a él Francisco visitará las tumbas de los reyes Mohammed V y Hassan II en Marruecos. Mantendrán también un encuentro privado, en el que el rey le ofrecerá leche y dátiles, como es tradición en el país.
La ofrenda floral ante las tumbas del padre y del abuelo de Mohamed VI será un momento importante en el viaje, porque para la sociedad marroquí ese mausoleo encierra un gran significado histórico. Mohamed V es considerado el "padre" de la nación marroquí moderna y fue una de las figuras claves en las negociaciones de la independencia de Marruecos.
Posteriormente, el rey acompañará al Papa hasta el Instituto para Imanes y predicadores, una especie de universidad donde se profundiza en el Corán y en otras disciplinas. También es un ejemplo de la forma en la que se lleva a la práctica el islam en Marruecos. Allí se forman cerca de 1.200 estudiantes, que además del Corán y las ciencias islámicas tradicionales, estudian historia y ciencias sociales.
El sábado tendrá lugar uno de los momentos más especiales, puesto que el Papa se encontrará con un grupo de emigrantes atendidos por Cáritas. Son asistidos por voluntarios en cuestiones sanitarias, educativas y legales. Tan sólo durante el pasado año atendieron a más de 9.000 inmigrantes proporcionándoles medicinas, alimentos o consejo legal.
Lo primero que hará es acercarse hasta una zona rural a las afueras de Marruecos, en Temara, donde visitará de forma privada un centro rural atendido por monjas españolas, Hijas de la Caridad, que dan asistencia a enfermos psiquiátricos, cuidan de los niños desnutridos, dan apoyo escolar y sobre todo se han convertido en un centro de referencia para quemados. Las familias que reciben su ayuda, en su mayoría son muy pobres y no pueden pagarse los tratamientos. En su comedor escolar dan de comer diariamente a unos 110 niños de entre 3 a 15 años.
Después Francisco se reunirá con los sacerdotes y religiosos y rezará el Ángelus en la catedral de San Pedro de Rabat, uno de los templos más antiguos de Marruecos. Allí se celebrará un encuentro con el consejo ecuménico de las iglesias en el que participarán representantes de las demás confesiones cristianas del país: protestantes, anglicanos y ortodoxos.
Antes de regresar a Roma, el Papa celebrará la misa en el estadio Mulay Abdalah, a las afueras de Rabat, el más grande de Marruecos y con una capacidad para 68.000 personas.
Entre los numerosos regalos que recibirá durante su visita, se encuentra un pequeño árbol de argán, una planta endémica que solo crece en este país y que simboliza la fraternidad.
Durante la Misa se le entregará una escultura en bronce de Sahbi Chtioui, un artista de origen tunecino que representa a Jesús llevando la cruz. Tanto el autor como los miembros de su taller son todos musulmanes.
El cristianismo en Marruecos
Marruecos tiene aproximadamente el 99% de los habitantes musulmanes, pero en la antigüedad había visto el florecimiento de una importante presencia cristiana. La evangelización del área se atestigua desde el siglo II, probablemente gracias a los misioneros de la Península Ibérica. El cristianismo conquistó a algunos bereberes, pero sobre todo a las poblaciones romanas, para que en 298 se presenciara el martirio del centurión Marcelo. Después del Edicto de Constantino de 313, que liberalizó la profesión de fe cristiana, se establecieron muchas diócesis en el área que permaneció durante el gobierno vándalo, que la invadió en 429 desde la vecina España y después de la reconquista por el general bizantino Belisario, en 533.
El comandante árabe ´Uqba ben Nafi´ llegó al Estrecho de Gibraltar en 683 y trajo el Islam allí. Desde el siglo VII en adelante, pequeñas comunidades cristianas permanecieron juntas con algunos grupos judíos. En 1219, San Francisco envió a algunos de sus frailes a Marruecos para convertir a las poblaciones locales y en 1225 el Papa estableció la diócesis de Marruecos, pero los éxitos fueron escasos y muchos sufrieron el martirio. A finales del siglo XIX. El territorio se convirtió en un protectorado de Francia, España y Alemania. El cristianismo volvió a estar presente pero esencialmente vinculado a los europeos.
De vuelta a la independencia total después de la Segunda Guerra Mundial, hoy es una monarquía constitucional. El rey Hassan II emitió la primera constitución en 1962. Las últimas actualizaciones se impusieron en 2011 por su hijo, Mohammed VI, quien se presenta a sí mismo como un soberano abierto a reformas e innovaciones moderadas, incluso en el campo religioso.
El Estado marroquí garantiza una amplia libertad de culto, pero la Constitución define que "el Islam es la religión del Estado" (art. 1) y prohíbe a los partidos o movimientos políticos realizar actividades o proponer enmiendas que sean contrarias a los preceptos de la shari ´a. Es ilegal "sacudir la fe" de un musulmán, es decir, intentar convertirla, e incluso se controla la distribución de material religioso. En algunos casos, las formas caritativas de la Iglesia católica (jardines de infancia, orfanatos, comedores populares, refugios) han sido acusadas de proselitismo encubierto, y por tal delito la pena puede variar de seis meses a tres años de prisión (art. 220 Código Penal) Además de pagar una multa en efectivo.
Es permisible convertirse al cristianismo de forma independiente, pero las reacciones generalmente son apoyadas y fomentadas por las autoridades.
Esto no significa que Marruecos esté libre de discriminación o, a veces, de persecución real contra los cristianos que, especialmente si son convertidos por el Islam, deben sufrir varias prohibiciones. Sin embargo, en general, en comparación con muchos otros estados árabes, existe una atmósfera de tolerancia, como lo destacó en su momento la Oficina de Prensa del Vaticano. +