En el marco de su visita al santuario de Loreto, donde firmó la exhortación apostólica, fruto del Sínodo dedicado a los jóvenes, titulada "Christus vivit - Cristo vive", el papa Francisco presidió el rezo del Ángelus. En su discurso introductorio al rezo mariano el pontífice destacó que "los jóvenes que buscan o se preguntan sobre su futuro, pueden encontrar en María a la que los ayuda a discernir el plan de Dios para sí mismos y la fuerza para adherirse a él".
En la mañana de este lunes 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor, en el marco de su visita al santuario de Loreto, en el que firmó la exhortación apostólica, fruto del Sínodo dedicado a los jóvenes, titulada "Christus vivit - Cristo vive", el papa Francisco presidió el rezo del Ángelus.
Después del rezo del Ángelus, las campanas de los campanarios de Las Marcas han repicado y el Papa dio una vuelta en papamóvil entre los fieles y peregrinos.
Introduciendo la oración mariana el Santo Padre dio un discurso en el que comenzó explicando que "la Santa Casa es la casa de los jóvenes, porque aquí la Virgen María, la joven llena de gracia, sigue hablando a las nuevas generaciones, acompañando a cada uno en la búsqueda de su propia vocación. Por eso he querido firmar aquí la exhortación apostólica, fruto del Sínodo dedicado a los jóvenes".
Y agregó: "En el acontecimiento de la Anunciación, aparece la dinámica de la vocación, expresada en los tres momentos que marcaron el Sínodo: 1) escucha del proyecto de la Palabra de Dios; 2) discernimiento; 3) decisión.
Francisco destacó a María como "modelo de cada vocación y la inspiradora de toda pastoral vocacional".
"¡Pienso en Loreto como en un lugar privilegiado donde los jóvenes pueden venir en busca de su vocación, a la escuela de María! Un polo espiritual al servicio de la pastoral vocacional".
Asimismo agregó: "La Casa de María es también la casa de la familia. En la delicada situación del mundo actual, la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer asume una importancia y una misión esenciales. Es necesario redescubrir el plan trazado por Dios para la familia, reafirmar su grandeza y su carácter insustituible al servicio de la vida y de la sociedad".
"En la casa de Nazaret, María vivió la multiplicidad de las relaciones familiares como hija, novia, esposa y madre. Por eso, cada familia, en sus diferentes componentes, encuentra aquí acogida e inspiración para vivir su identidad. La experiencia doméstica de la Virgen Santa indica que la familia y los jóvenes no pueden ser dos sectores paralelos de la pastoral de nuestras comunidades, sino que deben caminar juntos".
Por último el pontífice recordó que "la Casa de María es también la casa de los enfermos" y señaló: "La casa y la familia son la primera cura del enfermo para amarlo, apoyarlo, alentarlo y cuidarlo. Por eso el santuario de la Santa Casa es el símbolo de cada casa acogedora y santuario de los enfermos".
¡Qué la Santísima Virgen ayude a todos, especialmente a los jóvenes, a recorrer el camino de la paz y la fraternidad fundadas en la acogida y el perdón, en el respeto a los demás y en el amor, que es entrega de uno mismo! Nuestra Madre, estrella luminosa de alegría y serenidad, conceda a las familias, santuarios del amor, la bendición y la alegría de la vida. María, fuente de todo consuelo, brinde ayuda y confortación a los que están sometidos a duras pruebas", concluyó el Papa.
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