El obispo de San Nicolás de los Arroyos, monseñor Hugo Norberto Santiago, reflexionó esta semana sobre el Evangelio de Lucas, en el que Jesús pide la conversión a sus oyentes. Con el título "Un cambio de mentalidad", explicó que la conversión "se trata de un acto libre, de un convencimiento de que como Cristo estamos llamados a vivir todos los hombres".
El obispo de San Nicolás de los Arroyos,
monseñor Hugo Norberto Santiago, compartió una vez más sus reflexiones sobre el Evangelio. En esta oportunidad, se refirió a "un cambio de mentalidad".
"Después de que Jesús se transfigura delante de Pedro, Santiago y Juan, es decir, les muestra el Rostro de Dios, ahora les pide la conversión a sus oyentes", relató el obispo, y explicó: "Convertirse significa, etimológicamente hablando, ?cambio de mentalidad? que abarca mucho más que la inteligencia, significa un ?cambio integral?, que incluye el comportamiento, las actitudes, los sentimientos y las motivaciones".
"Es una opción fundamental, como, por ejemplo, decidirse por una profesión o una vocación, como contraer matrimonio o consagrarse, y muchas veces comporta un ?cambio de raíz? que consiste en pasar de vivir como si Dios no existiera a dialogar con Él todos los días; de hacerse servir a servir por amor a los demás, especialmente a los más vulnerables; de pretender ser el centro del mundo a descentrarse y promover el protagonismo de los demás; de dejarse dominar por el dinero, el placer y el poder a utilizarlos como simples medios para una vida digna y al servicio del bien común; en fin, a tener el regalo de ser un poco más parecidos a Cristo, ya que de allí viene nuestro nombre de ?cristianos?", detalló.
En ese sentido, advirtió que no se trata simplemente de un ?voluntarismo?, sino que "por la gracia del Espíritu Santo que se unió a nuestro espíritu en el bautismo y la confirmación, el deseo de convertirnos nos brota espontáneamente desde lo más profundo de nuestro ser".
"Se trata de un acto libre, de un convencimiento de que como Cristo estamos llamados a vivir todos los hombres, que esa es la clave desde la cual se construye una familia, la cooperadora de un hospital, un club, un partido político o una parroquia", expresó.
"En fin, es un profundo convencimiento de que de esa manera se edifica la convivencia humana; es hambre y sed de justicia, es lo que nos hace constructores de la paz, es decir, de esa situación en la que cada uno está en posesión de lo que le corresponde según su dignidad de persona", concluyó.+
Texto completo de la reflexión