"Las culturas reinantes podrán decir que el sacrificio es algo negativo, pesimista, que hay que desterrar, sin embargo el sacrificio de Cristo es el único sacrificio santo que devuelve la salvación a la humanidad", expresó el obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Oscar Frassia, al reflexionar sobre la Transfiguración del Señor, según se leyó en el Evangelio del segundo domingo de Cuaresma.
"Las culturas reinantes podrán decir que el sacrificio es algo negativo, pesimista, que está mal, que hay que desterrar, sin embargo el sacrificio de Cristo es el único sacrificio santo que devuelve la salvación a la humanidad", expresó el obispo de Avellaneda-Lanús,
monseñor Rubén Oscar Frassia, al reflexionar sobre la Transfiguración del Señor, según se leyó en el Evangelio del segundo domingo de Cuaresma.
"Ante la proximidad de la Pascua personal de Cristo, la visita de dos personas bíblicas muy importantes para Israel y la Iglesia, es la confirmación y el consuelo: Moisés y Elías vienen a acompañarlo como diciendo "todo está preparado, todo te lleva al sacrificio"; a que Cristo dé la vida al Padre por nosotros, a permitir que pongan la mano ignominiosamente sobre Él, a permitir que lo insulten, que lo calumnien, que pretendan quitarle dignidad, que lo ensucien. Jesús acepta este sacrificio".
"No sólo vienen la confirmación de Moisés y Elías sino que viene la voz del Padre: "Este es mi Hijo, el Elegido, ¡escúchenlo!".
"Pidamos a Dios que nos dé la convicción de que fuimos rescatados por la Sangre de Cristo. ¡Pero a qué precio Él nos compró en la cruz! Que no seamos ingratos, que seamos agradecidos, que respondamos con nuestra vida, con nuestras obras, con nuestros proyectos, con nuestros sacrificios y con nuestros amores", concluyó monseñor Frassia.+