En el marco de la memoria de San José Gabriel del Rosario Brochero, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, dirigió una carta pastoral a los fieles de la diócesis, especialmente a las comunidades educativas de los colegios católicos, titulada "Hacia una pastoral educativa diocesana".
Con una carta pastoral titulada
"Hacia una pastoral educativa diocesana", el obispo de San Francisco,
monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, se dirigió a los fieles de la diócesis, especialmente a las comunidades educativas de los colegios católicos.
Su carta comienza destacando la invitación a una conversión misionera "que supone dar pasos concretos de renovación pastoral: ante todo de mentalidad, de mirada y de perspectivas".
En ese sentido, se preguntó "¿Qué lugar ocupan hoy nuestras escuelas y centros educativos católicos en la vida de la Iglesia diocesana de San Francisco? ¿Qué presencia y misión específicas están llamadas a tener en un proyecto evangelizador verdaderamente católico?", e invitó a los fieles a tratar este tema en los Consejos Parroquiales de Pastoral, incluso si en el espacio de la parroquia no hay una escuela confesional católica.
En la búsqueda de una pastoral educativa mejor integrada a la vida de la diócesis, con "mayor unidad y comunión en la acción pastoral de nuestras instituciones educativas", el prelado animó a "valorar estos centros educativos como verdaderas comunidades eclesiales con una aportación propia a la vida y misión de nuestra Iglesia diocesana".
"Su perfil específico surge de la finalidad que determina su naturaleza: estar al servicio de la educación integral de las personas a la luz del humanismo cristiano", afirmó, y recordó: "El colegio católico evangeliza educando y educa evangelizando desde la riqueza del humanismo cristiano".
"Las escuelas y centros educativos confesionales que gestiona la Iglesia católica se fundan en el derecho a la educación que es propio de cada persona y en el derecho originario de los padres de elegir libremente la orientación espiritual y moral que consideren más conveniente para sus propios hijos. El estado, con su política educativa y su normativa, cumple un rol insustituible pero también subsidiario respecto de las familias. De la misma manera, la Iglesia, en congruencia con su misión religiosa, tiene una connatural tarea educativa que realiza a través de sus múltiples centros educativos", explicó.
Monseñor Buenanueva detalló luego el desafío pastoral que implica la llamada a la conversión pastoral: "Crecer en la integración de todos los centros educativos católicos en la vida y misión de nuestra diócesis como una rica red de personas y comunidades, vocaciones, carismas y ministerios. La pastoral educativa que estamos tratando de consolidar en San Francisco apunta, entre otros, a este objetivo fundamental".
En ese sentido, compartió algunos pasos dados por la diócesis en la gestión integral de los cuatro colegios del obispado que, entre otras cuestiones, avanzan en la unificación de la gestión administrativa, pedagógica y pastoral, cada uno con su historia, sus raíces y su carisma, pero buscando la unificación en la representación legal, administración y gestión laboral, intercambio de recursos, etc.
En esa búsqueda, también se propone que los roles directivos y administrativos estén a cargo de laicos capacitados. En esta decisión se encuadra la designación del licenciado Miguel Alessi como representante legal de los centros educativos de la diócesis.
Por otra parte, el prelado se refirió a las exigencias de la política educativa y el gobierno escolar sobre la problemática educativa, y reconoció: "Estamos en un proceso, que se ha de verificar en cada una de las diócesis cordobesas, de revisión de los centros de formación docente de gestión católica, por presión de las políticas educativas de la provincia".
Por otro lado, se está identificando con más precisión la competencia y el perfil específicos de los presbíteros, sean párrocos o no, dentro de las instituciones educativas, con un criterio que privilegia la dimensión pastoral y espiritual de los presbíteros a la hora de orientar su presencia en las instituciones educativas pertenecen a la diócesis. "De ahí la norma: que los sacerdotes ejerzan, en esos ámbitos educativos, el rol de capellanes, distinto de conducción de los centros educativos o de la coordinación pastoral del colegio y de la coordinación de la formación religiosa curricular".
"Este acento puesto en la dimensión pastoral y espiritual de la presencia de los presbíteros fundamenta también la decisión de que los pastores, especialmente los párrocos, no formen parte de la conducción de los colegios, ni como representantes legales ni como directivos", detalló el obispo.
"Si bien esta Carta como las
orientaciones que la acompañan se refieren a los centros educativos que pertenecen al obispado de San Francisco, los institutos que pertenezcan a las distintas familias religiosas que así lo soliciten, y en la medida de las posibilidades de la diócesis, podrán también recibir el servicio de capellanía de los sacerdotes diocesanos", aclaró.
Culminando su carta, el prelado reconoció que queda pendiente un planteo más amplio: el desafío de la educación en las escuelas de gestión estatal "donde la mayoría de nuestros niños, docentes y familias católicas están activamente presentes. Respetando la legítima laicidad del Estado y de la escuela estatal, la fe y el humanismo cristiano, de hecho y de derecho, siguen siendo una aportación valiosísima al sistema educativo argentino y cordobés", afirmó.
"Como ciudadanos responsables no podemos dejar de interrogarnos por la responsabilidad que tenemos, cada uno y como Iglesia, ante los múltiples desafíos del mundo de la educación. Espero, en breve, ofrecerles también algunas orientaciones", anheló.
Finalmente, destacó el papel de la Junta Diocesana de Educación en la animación de una intensa pastoral educativa, y pidió al Señor, en este Año Misionero, "la gracia de acrecentar nuestro ardor evangelizador, especialmente en nuestros centros educativos que ven pasar, cada día y durante varias horas de la semana, a miles de niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Que sean realmente comunidades cristianas vivas que transmitan la alegría del Evangelio", deseó.+
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