El Pequeño Cottolengo Don Orione, de San Francisco, celebró este jueves 14 de marzo sus 60 años de servicio caritativo y de promoción humana de las personas con discapacidad de esta ciudad cordobesa, con una misa presidida por el obispo diocesano, monseñor Sergio Buenanueva. "Sin ninguna clase de temor, y con gran alegría en el corazón, podemos decir: ¡El Señor está aquí!", aseguró el prelado.
El Pequeño Cottolengo Don Orione, de San Francisco, celebró este jueves 14 de marzo sus 60 años de servicio caritativo y de promoción humana de las personas con discapacidad de esta ciudad cordobesa, con una misa presidida por el obispo diocesano,
monseñor Sergio Buenanueva.
En tanto, mañana, sábado 16 de marzo, a las 21.30, se llevará a cabo la tradicional "Gran cena y baile de la familia" en la Sociedad Bomberos Voluntarios local.
"Día a día palpamos el milagro de la Divina Providencia, todo lo que se consiguió fue por un trabajo arduo y la generosidad de la gente", dijo en declaraciones al diario La Voz de San Justo el padre Edgardo Crotti FDP, director del Cottolengo.
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En la actualidad, residen en el Cottolengo unas 50 personas entre varones y mujeres, con un promedio de edad de 40 años, con distintos tipos de discapacidad.
"Sin ningún temor, podemos decir: "¡El Señor está aquí!"
"Sin ninguna clase de temor, y con gran alegría en el corazón, podemos decir: ¡El Señor está aquí! Aquí, entre nosotros, en este rincón sagrado de nuestra ciudad y de nuestra diócesis, está Jesús, están sus manos, su rostro, su cuerpo, sus heridas y su corazón manso y humilde", aseguró monseñor Buenanuena.
"Eso es el Cottolengo de San Francisco: un lugar sagrado, donde el Señor vuelve a mirarnos y a atraernos con su presencia, siempre humilde", subrayó durante la homilía de la misa.
El prelado destacó que hace sesenta años, el 14 de marzo de 1959, iniciaba su caminar el "Pequeño Cottolengo de San Francisco", gracias a la generosidad de la familia Boero y con el impulso del carisma de San Luis Orione.
"Me animo a decir que el Cottolengo, regido por los Orionitas, forma parte de la familia espiritual de cada comunidad cristiana de San Francisco", afirmó, y agregó: "Incluso más: la misma sociedad sanfrancisqueña no puede comprenderse a sí misma si no vuelve su mirada hacia este lugar, al que se destinan, día a día, recursos, energías, entrega, fidelidad, en definitiva, amor concreto y eficaz".
"La ciudad de San Francisco necesita del Cottolengo, tanto o más de cuanto el Cottolengo necesita de los sanfrancisqueños", sostuvo.
Monseñor Buenanueva insistió en destacar que "desde su nacimiento, y a lo largo de toda su vida, el Pequeño Cottolengo de San Francisco ha puesto en movimiento a nuestra comunidad, mostrándonos el rostro más genuino de la misión que impulsa el Espíritu y que es la esencia misma de la Iglesia: pasa por la vida de las personas, por el cuidado de lo más débiles y vulnerables, por el hacernos cargo de la fragilidad de nuestros hermanos".
"Desde aquí, nuestra ciudad tiene que recuperar su alma, su espíritu, la mística de sus orígenes. No es la mera acumulación de bienes. Tampoco el bienestar individual. Menos aún la voluntad de poder o el deseo de figurar. Jesús nos sigue diciendo desde aquí: ?Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo?. Sigamos escuchando su llamada. Como lo hizo María. Como lo hizo Don Orione", concluyó.+
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