El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, puso en posesión al nuevo párroco de la catedral platense, presbítero Jorge González. "Que Cristo sea el Señor de esta catedral y de esta comunidad y Él te va a indicar lo que conviene. No hay libertad más linda que esa, que es la de dejarse llevar y guiar interiormente por Él", le recordó.
El arzobispo de La Plata,
monseñor Víctor Manuel Fernández, puso en posesión al nuevo párroco de la catedral platense, presbítero Jorge González, y también a los vicarios parroquiales presbíteros Marcelo Carvallo y Juan Luis Lucero Moreno, que lo acompañarán en la tarea pastoral.
La ceremonia fue el domingo 10 de marzo y contó con gran participación de fieles, religiosas, allegados al nuevo párroco y miembros del clero.
El Coro de la Fundación Catedral tuvo un protagonismo especial durante la liturgia, y el párroco felicitó a sus directivos e integrantes por sus 20 años de vida.
En la homilía, monseñor Fernández hizo hincapié en el tiempo cuaresmal que acaba de iniciar y sobre la importancia de Jesús en la vida de las personas. "Quien proclame con su boca que Jesús es el Señor, será santo", recordó.
El prelado platense reflexionó sobre la necesidad de contemplar la figura de Cristo cuando se piensa en el futuro, en la familia, en el trabajo. "Si la oración es sincera, te podés quedar tranquilo porque tu vida está en buenas manos. Si no lo es, tu vida se va a la deriva", agregó, y encomendó la tarea de "escucharnos y dejarnos llevar por el Señor, que oriente nuestras vidas, que nos impulse".
Al dirigirse al nuevo párroco, el arzobispo le pidió: "No quieras prever todo lo que va a ocurrir en esta catedral y en esta comunidad. Que Cristo sea el Señor de esta catedral y de esta comunidad y Él te va a indicar lo que conviene. No hay libertad más linda que esa, que es la de dejarse llevar y guiar interiormente por Él".
Monseñor Fernández alentó a la comunidad parroquial a que "en estos primeros días de la Cuaresma, invoquen mucho el Espíritu Santo, para que los llene de esa confianza, de esa docilidad al impulso del Señor", y recordó la importancia de la limosna, al señalar que el mandamiento más grande es el amor.
Palabras del nuevo párroco
Antes de la bendición final, el presbítero González preguntó dirigiéndose a los presentes: "¿Qué es la ciudad sin Dios, o qué sería la ciudad de La Plata sin la Catedral?"
"Las catedrales significaron el renacimiento de las ciudades y en nuestro caso, este magnífico templo que nos cobija nace apenas dos años después de la fundación de La Plata", memoró.
Asimismo, hizo un revisionismo de la historia del templo, que comenzó con el proyecto del entonces director de Obras Públicas, ingeniero Pedro Benoit y los arquitectos Ernesto Meyer y Emilio Coutaret. También agradeció "el trabajo fatigoso y silencioso de tantos inmigrantes venidos de lejos a levantar nuestra querida ciudad".
"Soy platense, de varias generaciones y justamente mis raíces familiares se entremezclan en esta joven historia", dijo, y recordó sus primeros pasos sacerdotales en este templo, junto al presbítero Carlos Ruiz Díaz, "quien caminó como nadie los más de 5.000 metros cuadrados construidos". "A él le debemos la preocupación constante y el tesón con los que tantos años de ministerio llevó adelante en la Catedral".
"La iglesia catedral tiene una altísima significación en la vida de la diócesis, más allá de la importancia arquitectónica o su valor simbólico para la ciudad, ya que acá está la sede de la cátedra del obispo y que tiene en ella el espacio para las enseñanzas doctrinales y las celebraciones principales", añadió.
El nuevo párroco agradeció al arzobispo platense "por confiarme esta misión de ser rector y párroco de esta catedral, que la misma es un ícono de la comunión diocesana, en la convergencia de dones y carismas, en su rica variedad de ministerios y servicios".
"Vengo desde el confín norte de la arquidiócesis y durante más de 17 años fui párroco del Inmaculado Corazón de María de City Bell y he sido muy feliz en aquella comunidad parroquial. Fui todos estos años cura de pueblo y vengo ahora al centro de la ciudad y sería inútil ocultar mis miedos, pero vengo con la convicción profunda de que es Dios quien conduce nuestras vidas y hace bien todas las cosas, él es padre y nos ama", expresó.+