El obispo de Nueve de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi, ordenó diácono camino al sacerdocio al expolicía José Pedraza, oriundo de la localidad bonaerense de Henderson. "La escucha contemplativa de la Palabra te llevará siempre a pasar del temor a la confianza, del miedo a la generosidad para responder con un ?sí? sincero, generoso y grande al llamado de Dios", expresó el prelado, en la homilía de la misa de ordenación.
Una multitud de fieles colmó el viernes 8 de marzo la catedral Santo Domingo de Guzmán, de Nueve de Julio, para asistir a la ordenación diaconal del joven José Pedraza.
La ordenación del expolicía de 31 años, oriundo de la localidad bonaerense de Henderson, fue presidida por el obispo diocesano,
monseñor Ariel Torrado Mosconi, y concelebrada por el obispo emérito, monseñor Martín de Elizalde OSB, acompañados por la mayoría del presbiterio diocesano y a sacerdotes venidos de otras diócesis, compañeros del ordenado.
Participó una numerosa cantidad de fieles, entre los que se contaban familiares y amigos, muchos venidos de distintos lugares de la diócesis donde José ejerció algunas actividades pastorales durante el tiempo de su formación. Se destacaron la delegación de su localidad natal, encabezada por su párroco presbítero Francisco Pérez Cadierno, y representantes de agrupaciones del movimiento scout -del que Pedraza es miembro- de varias parroquias de la diócesis.
Tras las lecturas de la Palabra de Dios y ya dentro del rito de la ordenación, el obispo diocesano afirmó: "Hoy estamos celebrando un don y vamos a recibir un regalo. Lo recibe José pero es para todos nosotros". A partir de los textos bíblicos basó su reflexión sobre tres puntos: el temor que suele provocar el contraste entre la propia debilidad y la grandeza del llamado; el don con el que Dios capacita, conforta y auxilia para desempeñar un ministerio; y en último término, el servicio en el que consiste la misión propia y específica del diácono.
En ese sentido, subrayó que "por el orden sagrado no se recibe un título ni se asciende en un escalafón terrenal por encima de los demás, sino que se nos otorga un don y una gracia que nos libra de todo temor y nos capacita para el servicio del santo pueblo de Dios".
Luego se dirigió al nuevo diácono: "Tu entrega al servicio de los ciudadanos en tu paso por la policía, la participación en los grupos scout, tu espíritu de servicio en los años del seminario, tu espíritu fraterno con tus compañeros en el centro vocacional Cardenal Pironio y tu dedicación al Hogar de Cristo muestran unos dones, unas disposiciones y capacidades que no quedan de ninguna manera atrás en tu vida, sino que bien podrás integrarlas e incorporarlas para hacer más rico y fecundo tu servicio en muchos sentidos".
También le recomendó: "La escucha contemplativa de la Palabra te llevará siempre a pasar del temor a la confianza, del miedo a la generosidad para responder con un ?sí? sincero, generoso y grande al llamado de Dios que se expresará a través de tantos desafíos, sufrimientos y misiones que deberás afrontar en tu vida y ministerio". Asimismo, lo animó a no temer en su nueva misión puesto que en la Palabra de Dios encontrará "el consuelo, la fortaleza y la paz para cumplir con su misión" apoyado no en sí mismo sino "en el don sobreabundante de Dios".
El rito de ordenación continuó con el diálogo entre el obispo y el candidato, para expresar sus compromisos y promesas, y el canto de las letanías de los santos. El momento culminante de este rito es cuando el obispo ordenante impone las manos sobre el ordenando y reza la oración de consagración con la que se transmite este grado del sacramento del Orden Sagrado. Luego siguieron los ritos ilustrativos como la entrega del libro de la Palabra de Dios y la vestición con los ornamentos propios de su orden, que son la estola atravesada y la dalmática. Fue un momento de sentida emoción, cuando sus familiares presentaron estos ornamentos y el nuevo diácono fue revestido por los sacerdotes Guillermo Gómez, Tomás Wargocki y Juan Carlos Maturana.
Ya en el altar, el diácono asistió al obispo en la preparación de las ofrendas, el saludo de la paz y al administrar la comunión con el cáliz de la sangre del Señor. Al finalizar la celebración eucarística, el nuevo diácono dirigió unas palabras de agradecimiento a su familia y parroquia de origen, a los obispos y sacerdotes, y a todos cuantos lo acompañaron en la etapa de formación.
Los festejos finalizaron con una cena en el salón de la capilla Sagrado Corazón. +
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