Monseñor Pablo León Hakimian, obispo de la Eparquía San Gregorio de Narek, envió un mensaje de Cuaresma a los fieles de la Iglesia Armenia en Buenos Aires. "Tiempo de conversión y salvación, tiempo de saber perdonar, de ayuno, de limosna y de oración", indicó el prelado en el video mensaje.
Monseñor Pablo León Hakimian, obispo de la Eparquía San Gregorio de Narek, envió un video mensaje de Cuaresma a los fieles de la Iglesia Armenia en Buenos Aires. El prelado invitó a la comunidad a practicar las virtudes del Evangelio: ayuno, limosna y oración.
"La Cuaresma es el tiempo donde cada uno de nosotros tiene que pensar en su propia conversión y salvación", comenzó diciendo monseñor Hakimian. En este sentido marcó las "tres palabras importantes para convertirnos interiormente" que el Evangelio nos propone: "hacer ayuno y abstinencia, dar limosna, y orar".
Convertirnos interiormente es "pasar de un estado a otro". "No es que somos personas malas", explicó, "sino que tenemos que cambiar de actitud: ver mi relación con Dios y con las personas. No puedo dirigirme a Dios si estoy mal con las personas, primero debo estar bien con quienes comparto cada día: familiares o compañeros de trabajo. Estar bien con ellos implica una conversión".
Asimismo, invitó a "saber perdonar", lo cual significa no mirar a quienes nos deben o a quienes nos hicieron daño, "sino dejarlo en manos de Dios y rezar por todos".
Ayuno, limosna y oración: "A lo mejor estas palabras suenan muy eclesiásticas, pero podemos ponerlas en práctica. Hacer un ayuno significa abstenernos de comer algo, pero es para hacer un sacrificio en el cuerpo, para ofrecerlo a Dios como Él lo merece", explicó.
Por otro lado, describió a la limosna como "lo que nosotros debemos compartir con nuestros hermanos más pobres y necesitados. No significa dar la ultima moneda que tengo en el bolsillo, o de la ropa que ya no usamos. Sino dar de lo que nosotros mismos precisamos", indicó.
Antes de concluir, mencionó que la oración "es esa realidad que nos une a Dios Padre. Si nosotros no rezamos, entonces somos los dioses de nuestra propia vida", sostuvo el obispo. Finalizó pidiendo al Señor para que interceda "para poder llegar a la Santa Pascua con la verdadera sanación interior de nuestros cuerpos y almas".+