En ocasión de la Cuaresma el arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, envió una carta pastoral al Pueblo de Dios, en la que reflexionó sobre la oportunidad de impulso que la Iglesia propone en este tiempo tan particular. "La Iglesia en la arquidiócesis de Paraná quiere en esta Cuaresma renovar su compromiso de seguir al Señor, ser testigos de la verdad y apoyo para todos los que sufren y han sufrido", expresó.
Monseñor Juan Alberto Puiggari, arzobispo de Paraná, envió una carta pastoral a la comunidad diocesana con motivo del inicio de la Cuaresma. A lo largo de los párrafos, el arzobispo reflexionó sobre la oportunidad de impulso que la Iglesia propone en este tiempo tan particular. "La Iglesia en la arquidiócesis de Paraná quiere en esta Cuaresma renovar su compromiso de seguir al Señor, ser testigos de la verdad y apoyo para todos los que sufren y han sufrido", expresó.
"En cada Cuaresma, el Señor recorre el camino de preparación para su pasión, muerte y resurrección, con las cuales concretará la redención de la humanidad. Camino difícil, duro, inquietante, pero que va adquiriendo cada vez más sentido a medida que se va acercando a la meta", comenzó diciendo el prelado de Paraná.
Se refirió al "largo y doloroso proceso de purificación" que se encuentra sufriendo la Iglesia universal y la Iglesia particular de Paraná, "marcado por el dolor y el escándalo causados por graves pecados y delitos de algunos de sus miembros". Y afirmó en este sentido que "hemos condenado repetidamente esas situaciones, y seguiremos haciéndolo, poniendo los medios que estén en nuestras posibilidades para evitar que estos hechos se repitan y para acompañar a quienes más han sufrido en la Iglesia".
"La voluntad del Padre es que nos revistamos de humildad y fortaleza para atravesar el momento", aseveró monseñor Puiggari, y destacó la obra del Espíritu Santo "que nos supera, nos trasciende, nos asombra, nos conmueve", poniendo como ejemplo las múltiples adoraciones eucarísticas que organizan los fieles, los cientos de jóvenes que han gastado sus vacaciones en misiones por el interior de la arquidiócesis, el enorme trabajo realizado por Cáritas frente a las inundaciones, entre otras cosas.
De este modo se dirigió a la comunidad para que "no nos instalemos en la comodidad, que no aflojemos en el desánimo, que no perdamos el rumbo en la confusión. Los invito a que mantengamos los ojos fijos en Él: que nada, absolutamente nada, sea capaz de apartar la mirada de Su rostro tranquilizador".
El arzobispo de Paraná indicó que, aunque los "vaivenes y zarandeos de la barca, muchas veces son violentos", "adquieren profundo sentido en los insondables designios de la misericordia de Dios: eso nos dará las fuerzas para seguir sembrando la semilla del Evangelio en cada rincón de nuestra Iglesia arquidiocesana".
"Las puertas están abiertas para todos; con humildad y sabiendo que, a pesar de todo, el Señor nos sigue
llamando a purificarnos y a renovar nuestro compromiso por el hermano que sufre y por el más pequeño y vulnerable. A todos, sin distinción, quiero pedirles que acompañen con su compromiso y oración este proceso de purificación, desde la verdad y la misericordia".
Luego invitó a los fieles a rezar los unos por los otros: "¡Qué bien nos hace el sabernos sostenidos por los hermanos!", exclamó. Agradeció a quienes trabajan en la Iglesia, que "constituyen una gran luz de esperanza". A las familias y a los jóvenes, "que insisten alegremente en hacer de sus vidas y sus comunidades testimonios vivos del amor del Señor". A quienes se sienten abandonados y desilusionados por la Iglesia, les dijo: "los comprendemos y nos duele su situación". Y en última instancia,se dirigió a los sacerdotes y consagrados de la arquidiócesis, "que entregan sus vidas con alegría".
Al concluir, monseñor Puiggari pidió a la comunidad que rece por él "y sepan perdonar mis errores, porque no se trata de mí sino de que Él brille y actúe con su poder". "Que durante la Cuaresma, junto a María, Nuestra Señora del Rosario, podamos reflexionar sobre todo esto y renovar una vez más la acción de gracias, la alegría y el entusiasmo por las promesas y los dones del Señor en nuestras vidas y en la de nuestra querida Iglesia arquidiocesana".+
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