Misa de los Enamorados: Tres hilos que no se rompen fácilmente

  • 20 de febrero, 2019
  • Mar del Plata (Buenos Aires)
El pasado jueves 14 de febrero, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, celebró la "Misa de los Enamorados" en la catedral de San Pedro y Santa Cecilia, en presencia de 17 parejas de novios. Organizado por la Pastoral Vocacional de la diócesis, se trató de una oportunidad para agradecer por el don de amor y pedir por las parejas presentes y todas las que celebran la bendición de estar enamorados.
El área de novios de la Pastoral Vocacional de la diócesis de Mar del Plata celebró el pasado jueves 14 de febrero la "Misa de los Enamorados" en la catedral de San Pedro y Santa Cecilia. El obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, presidió la Eucaristía en presencia de 17 parejas de novios. Se trató de una oportunidad para agradecer por el don de amor y pedir por las parejas presentes y todas las que celebran la bendición de estar enamorados. Durante su homilía, el obispo invitó a los novios a realizar un camino de crecimiento en igualdad y complementariedad: "La igualdad entre el hombre y la mujer en la metáfora bíblica está dada en la costilla. Costado con costado, marcando la igualdad y la complementariedad entre el hombre y la mujer. Es lo que está en el origen etimológico de la palabra cónyuge. Los dos juntos tiran del yugo, tiran del carro, tiran de la vida, tiran de la familia, tiran de las circunstancias. Los dos juntos. Juntos a la par tirando para adelante. Por eso hoy los invito a sumarse al desafío de crecer en igualdad y complementariedad", les dijo el obispo. Luego, monseñor Mestre se detuvo en la cita del Eclesiastés que el equipo organizador eligió para el encuentro: "Una sola persona puede ser vencida, dos resisten mejor, pero una cuerda trenzada con tres hilos no se rompe fácilmente" (Ecle 4, 12). Entonces explicó: "La cuerda de tres hilos son: el hombre, la mujer y la presencia de Dios que los bendice y los acompaña. Qué lindo, queridas chicas y queridos chicos, que en esta etapa del noviazgo más o menos profundo, más o menos decidido, tengan la capacidad de integrar siempre el tercer hilo: a Jesús. Para hacer de esta trenza bien fuerte, y que el amor que vayan descubriendo en el camino de sus vidas pueda estar siempre trenzado, sostenido, ajustado por la presencia de Jesús, que lejos de desunirlos, hará mucho más fuerte la vivencia de su amor y que la experimenten humanamente". Como gesto de la celebración, a cada pareja se le entregaron tres cintas que juntos tuvieron que trenzar y acercar al altar durante el ofertorio, como signo de la intención de que Jesús forme parte de sus vidas. Terminada la celebración el obispo realizó una bendición especial sobre las parejas de novios.+ [img]http://www.aica.org/subidas/5245.jpg[/img]