"Nuestra devoción a María es una realidad propuesta por Dios; el Verbo se hizo carne en el seno virginal de María, donde la Madre de Dios está muy unida a Cristo y donde Cristo se nutrió del plasma y la sangre de María. Misterio único, insondable, incomparable. Esa es la belleza y la bondad de Dios expresada en María", expresó el obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Frassia en la fiesta de la Virgen de Lourdes.
"Nuestra devoción a María es una realidad propuesta por Dios; el Verbo se hizo carne en el seno virginal de María, donde la Madre de Dios está muy unida a Cristo y donde Cristo se nutrió del plasma y la sangre de María. Misterio único, insondable, incomparable. Esa es la belleza y la bondad de Dios expresada en María", recordó el obispo de Avellaneda-Lanús,
monseñor Rubén Frassia en la fiesta de la Virgen de Lourdes.
El prelado pronunció estos conceptos durante su homilía en la celebración eucarística que presidió en la Gruta de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes en la localidad de Lanús Este, con motivo de honrar a la patrona de los enfermos y mientras se celebraba, el 11 de febrero, la Jornada Mundial de los Enfermos.
El pastor de Avellaneda-Lanús reflexionó sobre el misterio de que Dios quiso entregarnos a su Hijo, el Verbo, por medio de esta mujer que es María, quien por haber sido elegida para ser madre de Dios fue concebida sin la mancha del pecado original.
"Dios, en su infinita misericordia -continuó monseñor Frassia-, nos va concediendo gracias y ternuras muy especiales. Nos da, nos ofrece su gracia por la presencia misteriosa de María en esta advocación de Nuestra Señora de Lourdes. La Virgen aparece y se presenta en un momento de tremenda dificultad. Y hoy nuestra sociedad, nuestra patria, nuestras familias, el mundo entero, estamos muy necesitados y debemos recurrir a la gracia de Dios por intercesión de la Virgen María.
"Ella es patrona de los enfermos. Pidásmosle que con su ternura de madre, cure a tantos enfermos, que dé consuelo a los que están tristes, que dé fortaleza a los que están agobiados, a los que les pesa la cruz, la cruz de ellos y a veces la cruz de los demás. Pero pidamos con fe", concluyó monseñor Frassia.+