Trata: El Card. Nichols instó a escuchar el "grito" de las víctimas
- 8 de febrero, 2019
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Buenos Aires (AICA)
El cardenal Vicent Nichols, responsable del Grupo Santa Marta (GSM), creado por el papa Francisco para la lucha contra la trata de personas, presidió este viernes 8 de febrero una misa en la catedral de Buenos Aires, donde instó a escuchar el "grito" de las víctimas de este delito, e invitó a trabajar juntos para vencer este mal de la esclavitud moderna y entender "estas heridas en el Cuerpo de Cristo".
El cardenal Vicent Nichols, responsable del Grupo Santa Marta (GSM), creado por el papa Francisco para la lucha contra la trata de personas, presidió hoy una misa en la catedral de Buenos Aires, en el marco de la jornada internacional de oración y reflexión para enfrentar esta forma de esclavitud moderna.
En su homilía, asistido por monseñor Humberto Carlos Humberto Malfa (obispo de Chascomús y secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina - CEA), el purpurado inglés puso como ejemplo de lucha contra este flagelo a Santa Josefina Bakhita, la mujer libre por su fe que fue esclava y víctima de trata, y de la que el 8 de febrero es su fiesta litúrgica.
"Dado que hoy nos enfrentamos al horror de la esclavitud, Santa Josefina nos señala siempre la persona de Jesús. En Él vemos la realidad más profunda del tráfico de personas. El papa Francisco utiliza dos frases para describirlo. Él dice: ?es una herida en la carne de la humanidad?. Pero después agrega: ?es una gran herida en el cuerpo de Cristo?", subrayó.
"De este modo, nosotros vemos también al tráfico de personas no solo como una desgracia para nuestra humanidad, sino también como una desfiguración de Cristo mismo. La voz de sus víctimas, así como las de las víctimas del abuso infantil, es la voz de Jesús que nos grita", demandó.
El cardenal Nichols consideró que hay que "aprender, una y otra vez, a escuchar realmente ese grito, a permitirle entrar en nuestros corazones", y reconoció: "Eso no es fácil, porque estamos protegiéndonos constantemente con excusas y compitiendo con demandas".
"Pero de nuevo, tal como ha dicho el papa Francisco, esta tragedia nunca será derrotada hasta que hayamos aprendido de nuevo a llorar", aseveró.
El referente vaticano recordó que "cada víctima del tráfico de personas está en prisión, en la prisión de la esclavitud moderna en la que le es arrebatada toda autonomía, en la que se ejerce sobre ellos el control total de sus vidas, con crueldad, por los que piensan que los ?poseen?, en la que todas las perspectivas de libertad han desaparecido, en la que ellos viven cada día con temor, en servidumbre y con pobreza forzada".
"Su destino no está distante de nosotros. Tenemos que reconocer cómo también nosotros somos parte de la dinámica de vida que los llevó a su cautiverio. En una u otra forma somos parte de la cadena de oferta y demanda que lleva a su esclavitud. Queremos bienes más baratos, placeres ilega-les o inmorales, servicios baratos para nuestros cuerpos o para nuestros autos. Formamos parte de la demanda satisfecha por los esclavos modernos, formamos parte de los procesos por los que esta esclavitud es una de las actividades criminales más lucrativas en el mundo", advirtió.
Al hacer referencia al evangelio del día, el cardenal Nichols recordó que "más de un tercio de las víctimas del tráfico de personas son niños, muchos de los cuales son entregados por sus familias, engañadas por la maldad de los traficantes y por las falsas esperanzas sobre las que dan vueltas frente a la pobreza y a las necesidades que padecen".
El arzobispo anunció que desde mañana se realizará en Buenos Aires el Encuentro Latinoamericano sobre Nuevas Esclavitudes y Trata de Personas "Juntos contra la Trata de Personas", en el que referentes eclesiásticos de la región estudiarán cómo se puede "luchar mejor contra este mal, y hacerlo en cooperación, miembros de la Iglesia, las organizaciones de la sociedad civil, otras con-fesiones y las fuerzas de Estado encargados de la aplicación de la ley, la policía federal".
El cardenal Nichols agradeció al arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, por invitarlo a oficiar esta misa, y al obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, por celebrar juntos esta Eucaristía.
El purpurado también agradeció al jefe de la Policía Federal Argentina, Néstor Roncaglia, por "su compromiso inquebrantable con esta causa desde hace muchos años" y a todos los que participaron de esta celebración.
"Por favor, oren por el éxito de este trabajo. Por favor apóyelo aumentando la conciencia de la realidad de la trata de personas en esta sociedad. Por favor, aprendan la mejor manera de responder cuando se dan cuenta de lo que está sucediendo. Solo juntos venceremos este mal. Solo juntos podemos atender estas heridas en el Cuerpo de Cristo. Solo con su fuerza y su gracia, que recibimos en este gran sacramento, tendremos el coraje y la determinación, el fuego del Espíritu Santo, para llevar a cabo esta misión", concluyó.
Concelebrantes
Los concelebrantes principales fueron el cardenal Poli, monseñor Ojea y el nuncio apostólico, monseñor León Kalenga Badikebele. También asistieron el arzobispo Jorge Eduardo Lozano (San Juan de Cuyo) y los obispo Hugo Salaberry SJ (Azul), Carlos José Tissera (Quilmes), Eduardo García (San Justo), Damián Nannini (San Miguel) y Joaquín Sucunza (auxiliar de Buenos Aires), además de una veintena de sacerdotes, entre ellos los presbítero Alejandro Russo (rector de la catedral), Diego de Campos (capellán de la Policía Federal Argentina) y Flavio Lauría (secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes).+
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