"Si Dios es amor y por eso el amor no pasará jamás, podemos ver nuestra vocación desde el amor y afirmar sin ambages que nuestra vocación es el amor", expresó monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata en su mensaje para la Semana Vocacional 2019, que se está realizando en la diócesis entre el 2 y el 10 de febrero. Con su estilo habitual, lo resumió en 3 puntos significativos: "El amor de Dios no pasará jamás", "Nuestra vocación es el amor" y "Consignas profundizar la vocación desde el amor".
Monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata, envió un mensaje a la comunidad diocesana con motivo de la Semana Vocacional 2019 que se está realizando en la diócesis entre el 2 y el 10 de febrero. Con su estilo habitual, resumió el mensaje en 3 puntos significativos: "El amor de Dios no pasará jamás", "Nuestra vocación es el amor" y "Consignas profundizar la vocación desde el amor".´
El amor de Dios no pasará jamás
Al recordar la segunda lectura del domingo 3 de febrero, el prelado mencionó la carta de San Pablo a los Corintios sobre el amor: "Al escucharlo vibra nuestro corazón cuando suena nueve veces la palabra amor", recordó. Indicó que la palabra figura ocho veces en referencia positiva, y nueve con expresiones como "el amor no es". La conclusión de la carta, "El amor no pasará jamás", demuestra "una permanencia y una firmeza que nada ni nadie podrán cambiar ni destruir nunca", afirmó monseñor Mestre.
Nuestra vocación es el amor
"Si Dios es amor y por eso el amor no pasará jamás, podemos ver nuestra vocación desde el amor y afirmar sin ambages que nuestra vocación es el amor", razonó el obispo marplatense. Nuestra intimidad más profunda, aseguró, "es que Dios nos amó primero", y que "por su gracia y poder nos hace entrar en su interioridad trinitaria que es amor".
Luego, monseñor Mestre citó a Santa Teresita de Lisieux en sus relatos: "¡Jesús, amor mío, al fin he encontrado mi vocación! ¡Mi vocación es el amor!". Con esta referencia, se refiere a que "hemos sido llamados y rescatados por el amor de Dios, tenemos que procurar responder desde la vida y la historia con un compromiso sostenido de amor". "Un amor que nos hace estar en un camino constante de conversión para apartarnos de toda envidia, alarde superficial, envanecimiento, bajeza, autoreferencialidad, despecho, irritación e injusticia", sostuvo.
Consignas profundizar la vocación desde el amor
En el último punto, invitó a la comunidad a hacerse una serie de preguntas personales: "¿Qué significa para mí hoy la palabra amor? ¿Entiendo mi vida desde el amor? ¿Me dejo amar por Dios? ¿Experimento existencialmente que Dios me amó primero? ¿Qué me suscita la expresión ?mi vocación es el amor?? ¿Capto que amar significa dar la vida? ¿Descubro que ese ?dar la vida? se debe expresar en la experiencia cotidiana? ¿Dejo que el amor se traduzca en paciencia, servicio, verdad, perdón, fe y esperanza?? ¿Busco convertirme de toda actitud antiamor que se expresa en envidia, alarde superficial, envanecimiento, bajeza, autoreferencialidad, despecho, irritación e injusticia?".
Asimismo, recomendó a los jóvenes plantearse: "¿Me dejo fascinar por la entrega generosa del Señor? ¿Me impacta el amor audaz de Jesús que se juega totalmente? ¿Descubro cada día que el Maestro ?me amó y se entregó por mí? como nos dice San Pablo? ¿Busco hacer discernimiento para definir mi vocación específica en la vida laical, consagrada o sacerdotal? ¿Descubro que puedo estar siendo llamado por Dios a un proyecto de amor que toma toda mi vida? ¿Estoy abierto a responder con generosidad y valentía al llamado puntual que el Señor me está haciendo hoy? ¿Quiero ser el rostro del amor de Dios para los más pobres, enfermos, marginados y descartados??".
Al concluir, deseó "que hagamos del amor de Dios el todo de nuestra vida que nos capacite para vivir, transmitir y comprometernos en serio desde la fe en lo pequeño y grande de cada día".+