Mons. Mestre al nuevo sacerdote: "Que puedas ser presbítero del Evangelio"
- 24 de diciembre, 2018
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Mar del Plata (Buenos Aires)
El obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, ordenó sacerdote al joven Gonzalo Domench, en una celebración que tuvo lugar el viernes 21 de diciembre en la catedral de los Santos Pedro y Cecilia, con el lema "Servidor de la alegría".
En una ceremonia llevada a cabo el 21 de diciembre en la catedral de los Santos Pedro y Cecilia, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, ordenó sacerdote al joven Gonzalo Domench.
Oriundo de Quequén, el nuevo sacerdote eligió como lema para su ministerio: "Servidor de la alegría". Lo acompañaron familiares, amigos, miembros del seminario y los fieles de la comunidad.
En su homilía, el obispo propuso tres puntos para reflexionar: "Dios está en medio de ti"; "Feliz de ti?"; "La visita de María a Isabel: la misión como encuentro".
En cuanto a la frase "Dios está en medio de ti", destacó que "Dios realmente está en medio nuestro y este es el núcleo del Evangelio que nunca debemos olvidar. Tenemos que hacer experiencia de este Dios cercano que nunca nos abandona".
Dirigiéndose al nuevo sacerdote, el prelado exhortó: "Abrí el corazón al Señor como el primer signo distintivo y esencial de presbítero del Señor. Él está en medio de ti, abrite a Él y así serás un verdadero hombre de Dios. Que el pueblo que el Señor te encomienda para apacentar siempre pueda ver que Dios está en medio de ti".
En segundo lugar, se refirió a la cita "Feliz de ti?". En ese sentido, describió el pasaje de la visitación como un "encuentro bendito" entre María e Isabel. La presencia del Señor, destacó "no puede generar otra cosa que la felicidad y la alegría profunda que sólo Dios puede dar".
"Esto debe darse en la cotidianidad de la vida. El Señor provoca esa alegría y felicidad que incluso, en medio de las dificultades de la vida, nada ni nadie puede quitar. Ni el pesimismo contemporáneo ni la tristeza oscura que muchas veces quiere contaminar la vida tienen la última palabra. La última palabra la tiene el llamado a la felicidad que Dios nos hace y realiza efectivamente en nuestro corazón", afirmó.
"Querido Gonzalo, de manera particularísima te pido que sigas cultivando lo que ya vivís: la alegría del Señor. Que a lo largo del tiempo pueda seguir siendo un signo distintivo de tu vida y de tu ministerio sacerdotal. En tiempos de negatividad deberás cultivar en tu vida y animar al pueblo que se te encomienda por los caminos fecundos de la felicidad cristiana. Nunca te olvides, también a vos el Señor te dice por medio de Isabel: ?Feliz de ti?", continuó.
Finalmente, la frase "La visita de María a Isabel: la misión como encuentro", fue el disparador para una última reflexión: "La presencia del Señor ?en medio de ti? y la felicidad que viene de Dios reclaman ser comunicadas y transmitidas. María hace esto y comunica la presencia del Señor que lleva en su seno y hace saltar de alegría a Juan Bautista y su madre Isabel. Esto es la misión, esto es verdadera evangelización: comunicar y transmitir la vida de Jesús que hace estallar de alegría auténtica".
Monseñor Mestre deseó a Gonzalo "que puedas ser presbítero del encuentro, del encuentro cotidiano y vital con Dios en la oración. Que puedas ser presbítero misionero que sale al encuentro de tantos hermanos que necesitan la presencia de Dios y de la alegría que solo Él nos puede brindar. Que puedas transmitir en tus palabras, en tus gestos, en tus silencios, en tu presencia toda que la vida solo tiene sentido desde el encuentro con el Dios de la vida que plenifica toda nuestra existencia".
"En este contexto vocacional ruego al Dueño de la mies que envíe operarios para la cosecha. Todas las vocaciones son igual de importantes y necesarias en la vida de nuestra Iglesia. Pero de forma particular pido a Dios que de fidelidad a los presbíteros, perseverancia a nuestros seminaristas y un corazón generoso a los jóvenes que está llamando al pastoreo en nombre de Cristo", rezó.
"Queridos jóvenes no tengan miedo de dar el paso, no tengan temor de acercarse a un acompañante espiritual para hacer un verdadero camino de discernimiento vocacional para corroborar el llamado a la vida presbiteral. Cristo y nuestro pueblo necesitan de su entrega y generosidad", animó.+