Monseñor Adolfo Ramón Canecín, obispo de Goya, ordenó dos nuevos diáconos camino al sacerdocio. Se trata de Pablo Esteban Stortti y Pedro Pablo Ojeda, formados en el Seminario Interdiocesano La Encarnación. "Sean expresión de la diaconía de Jesucristo", dijo a los nuevos diáconos, y les recomendó no descuidar el trabajo con los jóvenes.
Monseñor Adolfo Ramón Canecín, obispo de Goya, ordenó diáconos a Pablo Esteban Stortti y Pedro Pablo, dos jóvenes que realizaron su camino de formación hacia el sacerdocio en el Seminario Interdiocesano La Encarnación.
El rector del seminario, presbítero Germán Vallejos, y el rector del seminario de Paraná, presbítero Cristian Torres, acompañaron a los jóvenes en la celebración. "Ninguna tarea es fácil en la Iglesia, pero la tarea de rector y de formadores, es una tarea hermosamente ardua y exigente, requiere de una profunda contemplacion", les dijo el obispo.
Durante su homilía, monseñor Canecín les recordó sus primeros pasos en el camino de formación: "Ingresamos al seminario de la manera en que vivimos y, cuando el Señor llama, luego se va haciendo un camino". Aclaró que es un proceso largo, porque las "cosas de Dio maduran en el tiempo".
Haciendo referencia al tiempo de Adviento, resaltó "la maravilla que significó el nacimiento de Jesús, porque el Verbo se hizo carne y nació entre nosotros". Y, en particular sobre el tercer domingo, expresó: "Esta ordenación diaconal nos suscita una gran alegría y es parte de la alegría que nos provoca la venida del Señor".
A los nuevos diáconos les recomendó: "Sean expresión de la diaconía de Jesucristo"; sobre todo, aconsejó el trabajo con los jóvenes, con quienes "tenemos que romper muchas estructuras". "Escúchenlos, acójanlos, intégrenlos a las actividades pastorales", les dijo.
"Lo que debe caracterizar al diácono es el servicio", aseguró el prelado, que no tiene que "reducirse" a la liturgia, sino que "es el servicio a la fe a través de la predicación de la Palabra de Dios, es el servicio a la esperanza a través del culto, y es fundamentalmente el servicio de la caridad".
Monseñor Canecín recordó a la comunidad la convocatoria diocesana a crear una "cultura vocacional"; y añadió: "Tenemos que crear el clima y la atmósfera propicia y adecuada para que la semilla que Dios puso desde la eternidad en el alma de cada niño, adolescente o joven, pueda germinar, crecer y dar frutos para lograr nuevas vocaciones", sostuvo.
"Tengamos también vocaciones laicales, que se concreten en quienes Dios llama al matrimonio sellado con el santo sacramento del servicio que es el amor", anunció; al tiempo que recomendó: "Tengamos otras vocaciones laicales", de manera que "haya una multiplicidad de carismas".
En ese sentido, aseguró: "Dios nos prometió una primavera vocacional", donde "todo renace, todo embellece y todo se enverdece"; pero la condición es "que trabajemos creativa y decididamente". Por eso, pidió: "Pongamos todas nuestras fuerzas y que todo el mundo se involucre en crear una cultura vocacional".
"La caridad tiene que ser la expresión de la fe y de la esperanza", insistió el obispo. "Los apóstoles se abrieron a nuevos ministerios por un clamor (...) Hermanos, esto nos indica algo muy importante: tenemos que caminar hacia una Iglesia ministerial donde los referentes (sacerdotes, diáconos, consagradas y laicos) tenemos que discernir los talentos, capacidades y cualidades para delegar y no sentirnos dueños", manifestó.
Al concluír sus palabras, exhortó a los sacerdotes presentes: "Basta de clericalismos", y los instó a delegar funciones. "Es un desafío a la conversión pastoral de actitudes y de estructuras". Y a los diáconos, los exhortó a manifiestar la diaconía de Jesucristo.+