El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió con los fieles sus reflexiones sobre el salmo de Isaías, con el que rezamos en el tercer domingo de Adviento.
En una nueva entrega de sus reflexiones semanales, el obispo de San Francisco,
monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, se centró en el salmo de Isaías correspondiente al tercer domingo de Adviento. "Ustedes sacarán agua con alegría de las fuentes de la salvación", recordó.
"Un salmo que no está en el libro de los Salmos de la Biblia. No forma parte de esas ciento cincuenta plegarias que componen el Salterio. Sin embargo, comparte con ellas el estilo, la elevación espiritual y poética. No demos más vueltas: es un salmo", comenzó explicando el obispo.
"Tomado del capítulo doce del profeta Isaías, con él rezamos este tercer domingo de Adviento, llamado ?del Gozo y la Alegría?. Los textos bíblicos repiten, una y otra vez, la invitación a la alegría que brota de la experiencia de la salvación", señaló.
El salmo de Isaías, expresó, "usa la imagen con la que abrimos nuestra columna: la alegría de tener una fuente de agua para calmar la sed. Así se expresa lo que acontece en la vida cuando se hace experiencia de la presencia, la cercanía y la salvación de Dios".
"Un cristiano que reza con este salmo de Israel no puede dejar de evocar una escena que leemos en el evangelista San Juan: ?El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús, poniéndose de pie, exclamó: «El que tenga sed, venga a mí; y beba el que cree en mí». Como dice la Escritura: ?De su seno brotarán manantiales de agua viva?. Él se refería al Espíritu que debían recibir los que creyeran en él. Porque el Espíritu no había sido dado todavía, ya que Jesús aún no había sido glorificado?", continuó el prelado.
"Cristo es la fuente de agua en la que abrevamos. ¿Lo es realmente? ¿O no acudimos a otros espejos de agua para calmar nuestra sed? ¿Espejos o espejismos?", advirtió el obispo, y afirmó: "El Adviento nos invita a redescubrir dónde está abrevando realmente nuestra vida. Y a acudir a la fuente que, como el mismo Jesús declara, no está fuera, sino dentro de nosotros mismos: el Espíritu".
Finalmente, citó el poema de San Juan de la Cruz, cuya memoria hemos celebrado este viernes, que lo expresa "de manera insuperable": "?Qué bien sé yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche? Aquesta viva fonte que deseo, en este pan de vida yo la veo, aunque es de noche?. Sí. Es de noche, pero la fuente está ahí. Y su agua realmente sacia".+
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